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Safari: el vehículo de Volkswagen para el abuelo aventurero

Si tienes uno en tu cochera eres dueño de una joya exótica.

POR: Diego Pérez el Mar, 16 de Agosto de 2016, 05:29 pm

Con ustedes: el Safari. Foto: ModernidadyObs.Blog
Diego Pérez

Diego Pérez | Colaborador

Yo también vivo en esta ciudad... y la padezco  Twitter: @icariito

En la década de los setenta, la Ciudad de México se acostumbró a observar en sus cada vez más ajetreadas calles, un vehículo todoterreno de estética peculiar. Resaltaban sus ángulos remarcados y las puertas desmontables. Era prácticamente un Jeep con alma de Vocho.

 

Nos referimos al Safari de Volkswagen.

 

Sí, parece un Vocho. Foto: FansdeVW

 

Casi como regla implícita, fue adquirido por aquellos con espíritu aventurero, hace unos 46 años. Hablamos del abuelo intrépido, que en aquel tiempo –seguramente- presumía un espíritu indomable.

 

El origen bélico

 

Prácticamente todo el mundo conoce el origen de Volkswagen y su relación con el régimen Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Es justo en esta época en la que el Safari encuentra su origen.

 

El citado vehículo militar. Foto: ModernidadyObs.Blog

 

Para 1944 un vehículo fue desarrollado para transitar sobre terrenos difíciles: el Kübelwagen fue concebido con fines militares.

 

Los retazos del vehículo de culto

 

Safari fue desarrollado a partir de piezas y tecnologías existentes, desde su plataforma proveniente directamente del Karman Ghia, motor de 4 cilindros, 1.6 litros y 44 caballos de fuerza del Vocho (no habrá quien diga que este motor no era resistente) y transmisión de la Combi.

 

El Safari era un conjunto de retazos que beneficiaron en relación costo-beneficio a Volkswagen al crear un vehículo con tecnologías y piezas que ya existían.

 

Para algunos podría haber lucido rústico, sus interiores favorecían el aprovechamiento del espacio, brillaba la ausencia de tapicería. Se le sumaba que los asientos delanteros eran idénticos al del Vocho, al igual que sus faros delanteros. Los traseros provenían de los montados en la Combi.

 

En México

 

La historia de los Volkswagen en México no se puede negar bajo ninguna circunstancia. Llegarán nuevas marcas, pero pocos autos se habrán hecho una historia tan sólida –y querida- como los de esta marca en territorio nacional.

 

En 1969 en el Salón del Automóvil de Frankfurt el Safari fue presentado al mundo. Había surgido para competir en Europa como su némesis, el Jeep estadunidense, un negocio redituable para la marca alemana que no da un paso en falso.

 

El interior del vehículo. Foto: FansdeVW

 

Un año después se comenzó su producción en México, de donde fue exportado a otros países, entre ellos Estados Unidos donde la peculiaridad de sus formas le hizo ser llamado “The Thing” (La Cosa). Tuvo una existencia relativamente breve: apenas 10 años (en 1980 se despidió), lo que le bastó para convertirse en una leyenda.

 

Todo aquello surge de su capacidad para transformarse de forma considerable: Los anuncios publicitarios de aquel entonces lo decían. Un vehículo era capaz de adoptar un sinnúmero de configuraciones sin necesidad de herramientas de por medio.

 

Entre otras cosas, podía sufrir las siguientes modificaciones:

 

Su capota de lana era abatible, lo que le brindaba la opción de hacerse convertible.

Ventanas laterales y parabrisas eran desmontables.

Las puertas se podían retirar.

Asientos traseros era movibles, con lo que se creaba un gran espacio para transportar cualquier cosa.

 

Muchas opciones en un vehículo. Foto: FansdeVw

 

Si algo no tenía el Safari era elegancia. En cambio, su apariencia permitía a sus tripulantes presumir de un vehículo de batalla que levantaba miradas en las calles.

 

Para 1974 se mejoró su motor, al montarse un motor de 1.5 litros, con la misma potencia (44 hp), y faros idénticos utilizados al Vocho de 1964.

 

¿Por qué desapareció?

 

Un vehículo tan peculiar estéticamente pronto quedó obsoleto cuando nuevas normas de seguridad atentaron contra prácticamente todo lo que equipaba el Safari. Por mencionar la posibilidad de desmontar las puertas (no nos digan que suena muy seguro), y la cercanía del parabrisas con el conductor.

 

Además, su diseño hacía que en el interior se acumulara mucha agua cuando llovía, lo que no afectaba al motor, pero sí provocaba corrosión con el tiempo.

 

Si tienes uno, estas ante una joya. Foto: VWandmeBlog

 

Pese a que su popularidad no fue poca, su naturaleza de recopilar tecnologías que se quedaban añejas rápidamente, hizo que pronto fuese poco viable para Volkswagen continuar con su fabricación.

 

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Este fue el Vocho que se despidió de México hace 13 años.

 

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