Un auto eléctrico veloz como un rayo

Desde su llegada al mercado, nos han vendido a los autos eléctricos como si los pudiéramos comprar en el área de línea blanca en un supermercado. Vehículos que conectas al enchufe de tu casa, con diseños sosos en su mayoría y un precio elevado.

La llegada del Nissan LEAF a México para su venta al púbico nos confirmó esta premisa y, mientras lo probábamos en el Hipódromo de Las Américas, recordamos que unos meses atrás nuestra concepción de esta tecnología había cambiado cuando nos pusimos al volante del LEAF RC, la versión de carreras de este auto, que cambió por completo nuestra concepción de los refrigeradores con ruedas.

En medio de la antigua base militar de El Toro, en Irvine, California, la firma japonesa colocó una pequeña pista de carreras, donde pudimos comprobar que si   el futuro de los autos a baterías va por este camino, comenzaremos a olvidarnos de las gasolineras y a cambiar nuestro contrato con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Con una estética de un cómic japonés el LEAF RC luce espectacular, incluso el diseño aburrido de su hermano de producción toma nuevos tintes. Éste es el prototipo de un auto de carreras, pero también es una demostración del poder de la tecnología eléctrica.

Su propulsor, colocado en el eje trasero, ofrece una aceleración impresionante, desde que pisas el acelerador todo el torque está disponible y la sensación de empuje no tiene comparación.

El motor, que genera 110 caballos de fuerza y 210 libras-pie de torque, y el paquete de baterías son los mismos del modelo de producción, sólo que gracias a un monocasco de fibra de carbono y la eliminación de elementos innecesarios, el peso se reduce 40%, con lo que gana en aceleración y prestaciones.

Entrar es una proeza, pues los laterales son anchos, los asientos de cubo están pegados al piso, incluso hay que quitar el volante para poder meter las piernas.

Cinco cinturones de competencia nos sujetan a un asiento que adelanta un momento único. Encendimos el motor y tuvimos que preguntar si ya estaba prendido. No hay ningún ruido, nada, es como estar en un salón vacío. El copiloto nos indica que debemos ser dóciles con el acelerador antes de entrar a la pista.

Llegamos a la línea de salida y, ahora sí, es momento de poner la adrenalina a tope. Nos sorprende que lo único que hace ruido es la carrocería, que absorbe todas las vibraciones de una suspensión puesta a punto para las carreras.

La sensación de aceleración inmediatamente empuja el estómago hacia la espalda, tomamos firmemente el volante y nos indican que hay que acelerar a fondo para que los alerones hagan su trabajo y nos peguen al piso.

Un ligero frenón para acomodar el auto en la curva y después del ápex otra vez a fondo. Soltamos un poco el acelerador para tomar una serie de curvas en S y parece un videojuego, el auto es muy preciso.

De nuevo acelerar a fondo y finalmente una frenada brusca acaba con el recorrido.  Éste no es el LEAF que probamos hace unas semanas en el DF.

La llegada de este vehículo debe ser un detonante para crear la infraestructura necesaria para que sea una alternativa real en el transporte en la ciudad.

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