El día que los Simpsons hicieron pedazos a la industria automotriz

Uno de los capítulos que más recuerdo de Los Simpsons es ese en el que al estadunidense con peor gusto en la historia le encargan la creación de un modelo automotriz. Esa abominación lleva por nombre “Homeromóvil” y es la encarnación de los desatinos históricos que en la industria han ocurrido, sin dejar impune a casi ninguna marca.

El capítulo comienza con una premisa: un hermano perdido de Homero que resulta el presidente de una de las compañías automotrices más poderosas. Herb Powell (hermano de Homero) lidera Powell Motors, que se encuentra en problemas económicos debido a la llegada de las automotrices japonesas en este mundo ficticio.

Incluso la empresa reside en Detroit, cuna de la industria automotriz en Estados Unidos. Para solucionar dicho problema, Herb decide que el hombre más promedio en la historia de Estados Unidos diseñe el auto ideal para el hombre común.

Es cuando Homero entra en acción y crea lo que es el vehículo más espantoso que jamás hemos visto. Una oda a la exageración, el desperdicio y el abuso de tecnologías. Como director de diseño y desarrollo se junta con los ingenieros y comienza a dictar un montón de opciones.

Un portavasos gigante, una pelotita en la antena para localizar el coche en los estacionamientos, alerones, cabinas de cristal y casi todo lo que podría tener un auto a priori del buen gusto cohesionado en un modelo terrible con un costo excesivo: 82 mil dólares.

¿Cómo hace el Homeromóvil una crítica a la industria automotriz?

Si algo caracteriza a la industria, no es necesariamente el mal gusto. Por algo nos gustan los autos, muchas veces los astros se juntan para regalarnos verdaderas maravillas motorizadas. Increíbles historias nos han contado marcas como Porsche, BMW, Ferrari, la misma Volkswagen, entre otras.

También tenemos el otro lado de la moneda. En ocasiones las automotrices como respuesta a un estado de desesperación han recurrido a modelos “disruptivos” que no han hecho más que cargar un montón de vergüenza a su historia.

Ahí están los Edsel de Ford, que fueron en su época la burla de los medios de comunicación, el extraño Fiat Múltipla que parecía un submarino terrestre, o incluso el recién presentado “Oasis”, ese coche con un macetero al frente que contempla un recurso bastante ridículo para volverse “amigable con el ambiente”.

El Edsel, Fiat Multipla y la aberración llamada Oasis. Fotos: ClassicCars, Rinspeed y Fox

En estos casos los diseñadores han confundido de forma horrible la innovación con el mal gusto. Ya lo hemos dicho, aunque los prototipos están concebidos para romper moldes, hacernos soñar y cambiar lo establecido, es obvio cuando las automotrices dan un paso en falso.

Continuaremos viendo “Homeromóviles” por siempre.

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