¿Cuánto cuesta tener un Vocho de colección?

Con 17 años, Ricardo Galindo empezó a vivir su amor por los automóviles a lado de un amigo inseparable que ha marcado a un importante grupo de conductores en México: un Volkswagen Sedán, o mejor conocido cariñosamente como Vocho, un modelo que numerosas veces se menciona como el vehículo donde algunos aprendieron a manejar o incluso se convirtió en su primer cómplice de cuatro ruedas.

Las historias del VW Sedán y los momentos especiales de la vida de sus dueños son infinitas. Desde quienes tuvieron su primera cita con el amor de su vida en uno de ellos, quienes lo recibieron como un regalo de sus padres, hasta para quienes fue su primer vehículo familiar.

Galindo comparte un capítulo especial a lado de su primer Vocho. Su modelo 1972 fue su primer auto, pero también su compañero en su inicio dentro del deporte motor, porque el auto creado por órdenes de Adolf Hitler no solo era para transportar a las masas, también era aguerrido y derrotaba a otros rivales demostrando que lo exhibido en la película Herbie no era del todo imaginario.

“El primer coche de mi vida fue un VW 72 y recuerdo que el primero era gris Oxford. Ese coche tiene un sentimiento especial en mi vida, no solo por su posición, sino porque además con él empecé a correr en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Le ponía un roll-bar y a la pista. Con él gané mi primera carrera. En la semana estudiaba, trabajaba y los fines de semana me iba a correr al autódromo con él. Por eso es tan especial”, recuerda Galindo quien en su vida ha tenido más de 20 de estos modelos, de diversos años, en sus manos.

 

Su última adquisición puede sonar a un cliché, pero es el sueño de un importante grupo de amantes de los automóviles: tener un VW Sedán de colección, con placas de coche antiguo que valide la originalidad de la mayoría de sus piezas, en un estado pulcro para causar la envidia de modelos más recientes, pero sin el linaje del Vocho, creación de Ferdinand Porsche; sí, del mismo hombre que nos trajo los famosos 911.

“Siempre tuve la ilusión de cuando fuera más grande de tener un Vocho arreglado. Lo ideal era que fuera el 72 porque fue mi primer auto. Lo conseguí en un buen estado, pero aún así he metido mano en temas de pintura, interiores y en la suspensión porque lo he achaparrado, porque así lo manejaba como todo buen sateluco”.

 

LOS VW SEDÁN CADA VEZ MÁS CAROS

Cumplir con la ilusión de tener un Vocho al 100 por ciento listo para obtener placas de vehículo antiguo, que acrediten su pedigrí, no es barato.

Los modelos de las décadas de los 80 y 90s rondan entre los 100 mil y 250 mil pesos en condiciones óptimas, aunque es posible encontrar algunos por menos de 50 mil pesos en condiciones poco favorables a los cuales habrá que invertir importantes sumas de dinero.

En el caso de Galindo, su modelo 1972 lo encontró en condiciones óptimas, pero realizó una inversión considerable para dejarlo a su gusto. “Yo creo que, poniendo un número cerrado, con la repintada, el coche, interiores, tapicería, hablamos más o menos unos 200 mil pesos, pero el mío no necesito trabajo de motor”.

“Pero esos precios pueden variar más, porque hay Vochos de 350 a arriba de 400 mil pesos”.

 

Para encontrar esos tesoros solo hace falta mirar las páginas de ventas de autos usados donde un modelo 1959 puede costar 490 mil pesos, mientras un 1970 ronda los 300 mil pesos listos para rodar y ser presumidos en sociedad.

Los precios de estos vehículos varían no solo por su antigüedad, sino también por las ediciones especiales. Por ejemplo, el de 1994 edición 40 aniversario, fabricado nueve años antes del final de la producción del modelo, se oferta arriba de los 250 mil pesos con mínimos detalles por reparar. Dejarlo como pieza de museo podría requerir otros 50 mil pesos mínimo.

Aunque han pasado casi 20 años de la salida del último VW Sedán de la fábrica de Puebla, los modelos que existen en territorio nacional se ofertan en diversos lugares, pero cumplir el sueño de repararlos y dejarlos como si el tiempo nunca hubiera pasado por ellos resultaba cada vez más complejo, no solo por el tema monetario, sino también por la escasez de piezas originales.

La falta de refacciones, cada vez más común por la antigüedad de los vehículos ha llevado a la creación de un mercado de piezas fabricadas en China, con una menor calidad, pero salvavidas en caso de una emergencia.

“Hay muchos Vochos, pero el problema se han vuelto las refacciones. Lo barato que era reparar un Vocho, ahora ya es más caro porque no encuentras de forma sencilla y lo que existe de posventa es chino”.

 

“Lo que ya no consigas tendría que venir de Estados Unidos. En México estamos en el punto donde todo se consigue aún, pero el precio se ha incrementado bastante. Ahora, siempre estarán los kits de las refacciones chinas, que no nos gustan a los puristas, pero sirven para tapar el hueco”, expresó Galindo quien tiene la fortuna de poseer las dos creaciones más icónicas de Porsche: el Vocho y el 911, de quienes considera hay similitudes más allá de los precios que los diferencian, porque uno estaba pensado para movilizar a la población alemana, mientras el otro en convertirse en un deportivo rompedor de cronómetros.

“El Porsche es el nieto del Vocho. Tiene la tracción y el motor trasero que también encuentras en el 911. Hay muchas cosas en el Porsche que te recuerdan a un Vocho cuando te subes”.

 

“Lo que sí tiene el Vocho es el olor, la sensación, las vestiduras, No hay otro coche que tenga ese olor tan peculiar. El olor al vinil de los asientos, el techo. El revestimiento en los laterales. Toda esa combinación da un olor especial que siempre te recuerda al Vocho, a mi primer coche que ahora puedo volver a tener como lo recuerdo de mi primera vez”.