Toyota vuelve por la revancha al WRC

Cuando la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) introdujo los World Rally Cars con motor L4 1.6 litros turbocargados en la temporada 2011, la idea era simple: abaratar costos, permitir un mayor desarrollo tecnológico que funcionara para las compañías automotrices y con ello, que las marcas formaran parte de la lista de competidores para incrementar el espectáculo y terminar con la crisis de 2008, que los dejó gravemente heridos con la salida de las marcas japonesas.

Cinco años después de la primera campaña con las nuevas reglamentaciones, el panorama por fin luce estable. En tres años dos compañías han llegado: Volkswagen y Hyundai, y ahora, con un panorama económico más estable una nipona se prepara para buscar recuperar el honor para su país: Toyota, que ingresará en 2017 con un equipo oficial con el Yaris WRC, un proyecto trazado desde 2013.

Los japoneses y los rallies tienen una relación especial, equivalente a la de los británicos con la Fórmula 1. Montecarlo, Suecia o Australia, entre otros países, han visto cómo algunos modelos como el Mitsubishi Lancer Evo, el Subaru Impreza o el Toyota Corolla o Celica han marcado época. De igual forma lo han hecho otros, aunque en menor medida, como el Suzuki Swift.

Pero Toyota es tal vez la marca del sol naciente más involucrada en el deporte motor y por ello su regreso genera un gran revuelo. Honda tiene la tradición de la Fórmula 1, Mitsubishi en los rallies, pero la marca con sede en Tokio ha estado en la máxima categoría, en el Mundial de Resistencia y ahora vuelve al Mundial de Rallies, una serie donde ganó tres títulos de constructores (1993, 1994 y 1999), para estar en el privilegiado grupo de cuatro marcas, junto a FIAT, Subaru y Ford, que han obtenido este número de cetros.

30 victorias dentro del Mundial de Rallies del modelo Celica, 16 de ellos con la denominación ST185.

El nuevo Yaris WRC es el producto de años de trabajo de un grupo de ingenieros en las instalaciones de Colonia, Alemania, las mismas que albergan uno de los túneles de viento más avanzados del mundo, a tal grado, que equipos como McLaren o Force India lo utilizan para desarrollar sus monoplazas, y que es herencia del proyecto fallido de Fórmula 1, pero que los nipones han decidido explotar arrendándolo y también del TS040 Hybrid, el actual modelo monarca del Campeonato Mundial de Resistencia.

En su corazón porta un motor L4 1.6 litros turbocargado con 300 caballos de fuerza, cumpliendo así con la normativa de la Federación Internacional de Automovilismo.

Foto: Toyota

La planta de poder muestra el cambio generacional que ha vivido el deporte motor desde la última era de Toyota.

Por ejemplo, la planta de poder 3S-GTE (L4 2.0 litros turbocargado) que propulsó al Celica Turbo,  ganador del título de constructores de 1993 y 1994, conseguía apenas 255 caballos de fuerza.

Sin embargo, su verdadera fuerza quedaría en entredicho luego de que en el Rally de España 1995 la FIA encontró una manipulación en el turbocargador, situación que los dejó fuera de la temporada 1996 por una sanción de un año.

4 triunfos consiguió el Corolla: Montecarlo, España y Nueva Zelanda en 1998 y China en 1999.

Justo a su regreso, con el Corolla en 1997 y su motor L4 2.0 litros de 299 caballos de fuerza, los éxitos ya no fueron los mismos, y aunque se llevaron el cetro de fabricantes en 1999 con únicamente una victoria (Rally de China), decidieron dejar de lado el WRC para centrarse en Fórmula 1.

Ahora, los papeles se han cambiado, y los nipones regresan para demostrar que pueden ganar sin trampas.