La época en que los taxis cocodrilo cruzaban el arroyo vehícular

En la década de los cincuenta, la Ciudad de México, antes conocida como Distrito Federal era como un pantano en el que poderosos cocodrilos transitaban todos los días con personas en sus entrañas.

Por aquellas épocas transitaban autos como el Buick, la Sedaneta, el Lincoln Continental, el Fairlane y el Packard.

Era un México distinto: la gente aún le lloraba a su ídolo Pedro Infante (1958) y los pachucos eran el azote de los adultos con sus pantalones abombados, sombreros de pluma y leontina colgando del pantalón.

De pronto, en el arroyo vehicular se acercaba el “cocodrilo” con uno o dos pasajeros en su interior. “¿Adónde va güerita?”, decía un conductor uniformado.

Estos taxis brindaron servicio durante veinte años y se les hizo parte de la fauna en la ciudad, hasta que las “cotorras” los sustituyeron llegando los setentas.

En la radio, una de transistores y perilla según lo indican los cánones de la época, las estaciones de radio transmitían música de mambo, rumba, tríos y por supuesto, las voces de personajes como Jorge Negrete.

Se les identificaba por su inconfundible “hocico”, una tira de triángulos blanca pintada en serie que rodeaba la mitad de los coches. Una “cabeza” verde que adornaba aquella ilusión que dada la imaginación de los capitalinos fue nombrada de ese modo.

En aquellas épocas los taxis eran compartidos, por lo que en el camino se compartía espacio con completos desconocidos con rutas similares.

Hace 46 años este transporte desapareció, si quieres recordarlos te invitamos a revisar la galería. 

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