Guía para sobrevivir en el Metro inundado de la CDMX

Llueve a cántaros. Se acerca la hora “godinezca” en la que los trabajadores de zapato boleado saldrán de la oficina y un trueno irrumpe en el cielo anunciando que está a punto de ocurrir una tragedia.

Algunas calles se inundan, otras se llenan de paraguas con personas en traje sastre que corren desesperadas al Metro más cercano. Como si aquello fuese una solución, la gente se arremolina en las estaciones y las satura. La lluvia empeora las cosas.

No tema a la inundaciones. Foto: Archivo

En estaciones expuestas como Xola, San Antonio Abad o Universidad la lluvia hace de las suyas, las subterráneas, debido a las filtraciones de las construcciones que se acercan al medio siglo, han llegado a formar auténticas piscinas de agua pestilente.

“Prevenga su tiempo, la marcha de los trenes será lenta”, dice una voz infernal en la bocina del vagón.

Las cataratas artificiales de Chabacano, las albercas olímpicas que se formaron hace algunos años en la línea 5, con el tiempo, aprender a nadar en el Metro se ha convertido en una verdadera necesidad, por lo que a continuación le compartimos un manual que te puede salvar la vida.

¿Cómo nadar en las estaciones inundadas de la Ciudad de México?

1: Deje el miedo al agua. Muchas personas omiten el aprender a nadar por miedo a ahogarse. Es recomendable que practique en el balneario más cercano. Como recomendación, si le toca una inundación en el Metro intente estar sobre una superficie que alcance con los pies. Evite tragar mucha agua, las profundidades de la CDMX esconden bacterias que no podría imaginar.

2: No vaya sólo. Si no sabe nadar, en medida de lo posible evite utilizar el Metro sin acompañante en época de lluvias. Puede prevenirse llevando unos flotadores o un salvavidas que aunque no agilizarán su desplazamiento, podrían mantenerlo a flote si la lluvia es muy fuerte.

3: Si no tiene prisa aprenda a flotar. Póngase en una orilla e intente flotar. Sin alejarse de la orilla intente relajarse y salir a flote en posición de “muertito”. Este recurso podría salvarle la vida si hay una avalancha de gente intentando llegar pronto a un Metro al que finalmente no se podrá subir.

4: Practique la respiración rítmica. Puede hacerlo en casa, ponga una cubeta de agua junto a su cama y pida que alguien le acompañe si es muy torpe en estas circunstancias. Póngase en cuclillas y tome aire, meta su cabeza y aguante hasta donde le sea posible la respiración. Salga y tome una profunda bocanada de aire, vuelva a meter la cabeza en la cubeta, repita hasta que domine la técnica.

Conviértase en un atleta mientras lucha por llegar a casa. Foto: Especial

5: Una vez aprendió a flotar y a respirar de forma rítmica, practique las brazadas. Intente hacerlo cuando no haya mucha gente. Cuando domine la técnica, los transbordos en las interminables estaciones de La Raza o Instituto del Petróleo se pueden convertir en pretextos para adquirir una condición física de atleta olímpico.

6: Intente no tomar mucha agua. Cuando se nada es imposible, pero se habrá dado cuenta que la suciedad del Metro ha provocado que incluso haya ratas muertas ahogadas durante época de lluvias, pues no leyeron esta guía para prepararse ante tremenda tragedia en el transporte público.

¿Qué hace al Metro tan lento cuando llueve?

Es bien sabido que en época de lluvias el Metro avanza de forma lenta, casi como un caracol de metal. Es normal que como consecuencia, usted enfurezca y se desespere, no es muy cómodo encontrarse con personas desconocidas de una forma “tan física”.

Si ya se ha preguntado, cuáles son los motivos de esta lentitud, le contestamos a continuación:

En época de lluvias, crece el riesgo de que dos trenes choquen debido a la película de agua que se forma en la pista de rodamiento de las vías. Un Metro vacío pesa hasta 27.8 toneladas y lleno –aunque apriete el estómago-, 39.7 toneladas. Este peso provoca que en marcha, un tren que viaja a 70 km/h (que es su velocidad promedio), en freno de emergencia, se detenga hasta 300 metros después.

Por este motivo en caso de lluvias, un convoy viaja a sólo 45 km/h, menos los retrasos y paros de emergencia por objetos que caen a las vías. Cuando un paraguas cae en la parte electrificada de éstas, provoca un corto que detiene la circulación.

La gente no respeta la civilidad: cuando llueve la gente se desespera por subir al Metro y entorpece el cierre de puertas. Es probable que esta sea la principal causa de retraso y lentitud en el Metro.  

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