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Guía para salir ileso ante el encuentro con una barra de futbol en el Metro

Cuando te encuentras con una hinchada en el transporte público, puede ocurrir una de dos cosas...

POR: Diego Pérez el Vie, 06 de Mayo de 2016, 04:00 pm

En ocasiones los fanáticos pierden la cabeza. Foto: BarraBrava
Diego Pérez

Diego Pérez | Colaborador

Yo también vivo en esta ciudad... y la padezco  Twitter: @icariito

Me encontraba en el Metro, ese gusano metálico anaranjado que devora personas en las profundidades de la Ciudad de México. Un alarido primitivo como de una manada de monos anunciaba un acontecimiento y la presencia de una tribu salvaje.

 

Tambores, gritos y una mancha colorida de camisetas entraron como un ejército de otra época al andén. No los mires, le dije a mi novia. Ese día se me ocurrió ponerme una playera de su acérrimo rival.

 

No es por alarmar. Foto: Barra Brava

 

Creo que no tenían rostro, pero algunos se detuvieron a mirarme como queriendo intimidarme e incluso le coquetearon con mi novia. Frente a mí la evolución darwiniana no había surtido efecto. Una manada de primates agresivos buscaba venganza ante la humillación de su equipo.

 

Cuando te encuentras con una hinchada en el transporte público, puede ocurrir una de dos cosas, una más inaudita que la otra: que junto a ti viajen sujetos inteligentes que entiendan que el partido terminó, o que te enfrentes a simios grotescos enfurecidos por el juego de pelota.

 

Con los hinchas de fútbol ocurre algo muy parecido a la religión. Se nace con equipo y rara vez alguien cambia de color de camiseta en toda su vida.

 

Uno de los momentos más incómodos que te pueden ocurrir en el Metro, es enfrentarte ante una barra de fanáticos de fútbol sobre todo cuando su equipo ha perdido. No diré que todos, pero sí algunos de estos sujetos buscan descargar la furia que la falta de talento de los jugadores de su equipo les provoca.

 

No es que mi equipo sea un lujo. Siempre he dicho que le voy a los Pumas “aunque ganen”. Tampoco diré que de mi equipo no vengan en ocasiones algunos brutos con afán de molestar a los demás en cualquier tipo de transporte. La idiotez no distingue de raza, posición social ni nivel de estudios.

 

Entiendo que este deporte que me gusta tanto, se gane detractores que lo señalen como una práctica barbárica cuando observa a una mancha de imbéciles destrozando propiedades, o molestando a la gente por el puro coraje de la humillación.

 

Sinceramente yo también siento las victorias y derrotas como propias. Pero eso no justifica el vandalismo con el que algunos grupos actúan en ocasiones.

 

Si te has encontrado a una de estas barras lo entenderás a la perfección.

 

¿Cómo salir ileso ante el encuentro de una barra de fútbol?, te lo diré a continuación.

 

1: No seas el idiota tú. El mejor consejo para lidiar con sujetos agresivos, es no comportarse de la misma forma. Para pelear se necesitan dos personas, por lo que si te encuentras con una barra que se comporta de forma hostil, lo mejor es que salgas del lugar.

 

2: Evita contacto visual. Con un idiota no vale la pena intentar razonar. Si recuerdas los documentales de National Geographic, sabrás que no establecer contacto con la bestia es lo más adecuado.

 

3: No contestes agresiones. Recuerda que son más que tú. Si le dicen algo a tu novia, o a ti, lo mejor es evitar confrontaciones. La hombría no se debe demostrar con golpes, recuerda que no por nada han ocurrido millones de años de evolución. El ser humano no está aquí por pelear a puño limpio con otros animales.

 

Recuerda, es un juego. Foto: Barra Brava

 

4: No por ser muchos piensan más. En grupo el ser humano pierde capacidad de reflexión y se convierte en un ente con emociones incontrolables. No te hagas “el gallito”, si puedes y observas un comportamiento que te pone nervioso, acércate a un policía y espera a que se vayan del lugar.

 

5: Si eres parte de una barra recuerda que el fútbol no te pertenece. Es un deporte magnífico que todos tienen derecho a apreciar o ignorar. Ocurre dentro de la cancha, no afuera de ella.

 

“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue”, Eduardo Galeano.

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