Lo que más se olvida en el Uber

¿Cuál es el lugar en el que pierdes las cosas con mayor frecuencia? ¿La oficina, tu cuarto, hoteles, aeropuertos o en el auto?

Definitivamente, olvidar las cosas es algo que nos ocurre comúnmente y en un lugar con el frenético ritmo de la Ciudad de México esto cada vez ocurre con mayor frecuencia, hacerlo en un taxi es sólo una de las miles de posibilidades.

Las prisas, los pendientes y toda clase de personas despistadas son proveedores perfectos para la larga lista de cosas perdidas de la Gran Ciudad.

En el pasado esto era una verdadera tragedia griega, pues encontrarlo dependía de la honradez del chofer y de la buena fortuna de quien lo había olvidado, pues encontrar el auto correcto para recuperarlo podría ser calificado como una odisea.

La revolución digital y la llegada de Uber a nuestro país ha cambiado esto por completo, pues gracias al sistema de esta empresa, en tu teléfono, queda registrada tu ruta y todos los datos de quién te llevó y a dónde, por lo que contactar al chofer es cosa de apretar un botón.

Y aunque esto suene a “promesa de campaña” me consta que recuperar lo que dejaste en el Uber es muy sencillo, a diferencia de lo que me pasó cuando dejé el pasaporte en el taxi del aeropuerto (Nueva Imagen) y tuve que despedirme de él y de todo lo que tenía en el portafolio en que solía llevarlo, a pesar de que éste tenía mi nombre, dirección e información de contacto.

La ciudad del mundo en la que más objetos se olvidan, Chilangolandia

De acuerdo a reportes de la empresa, entre mil 500 y dos mil objetos se dejan cada mes olvidados en sus autos.

Antes, el protocolo indicaba que los choferes tenían que llevar el objeto al Centro de Atención de Uber pero sólo el 28% eran reclamados, así que la empresa determinó que esto debía cambiar y modificó el sistema para que el chofer pudiera entregar el objeto por ochenta pesos en donde el propietario indicara, así que sólo con llamar al chofer hoy es posible recuperar nuestras pertenencias.

A continuación te presentamos una lista de lo que más olvidan, lo que más reclaman, lo que a nadie le importa y lo que aún no pueden creer que se les haya olvidado, como un cheque al portador de 80 mil pesos.

Lo más olvidado:

·  Cosméticos

·  Carteras

·  Celulares

·  Llaves

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Los objetos más reclamados:

·  Celulares

·  Computadoras, aunque una vez un usuario olvidó una que nunca reclamó

·  La bolsa

Los objetos menos reclamados:

·  Mochilas

·  Suéteres y chamarras

·  Lentes

·  Zapatos - ¿se bajaron descalzos? 

·  Libros - aaah, pero no fuera el celular ¿verdad?

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Lo imperdonable:

·  Un microondas ¡nuevo! (Y nadie lo reclamó)

·  Una televisión ¡nueva!

·  Maletas de viaje.

·  La carriola del bebé

Lo más cursi:

Una mujer olvidó su regalo de aniversario: un elefante de peluche; un corazón de “I Love U”; unos chocolates y un letrero que dice “te amo con todo mi corazón, mi amor. 6 años, 6 meses”.

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Lo más raro:

·  4 paquetes de croquetas para perro de ¡20 kilos cada uno!

·  Todo el mandado (y varias veces)

·  Un gnomo… ¡Sí! Un gnomo de un metro de alto. Afortunadamente sólo era una estatua

El más valioso:

Una mujer olvidó su portafolio con un cheque de ¡80 mil pesos al portador! El conductor acudió al centro de atención e inmediatamente contactó a la usuaria, quien era una empleada de banco y ¡no se había dado cuenta del descuido!

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El más dramático:

Un hombre viajó de Chihuahua a la Ciudad de México por asuntos de negocios. El día que regresaba, olvidó en un Uber su portafolio con cartera, celular y ¡el boleto de vuelta! Él llegó al Centro de Atención de Uber pidiendo dinero en la calle para comprar su boleto de metro y así llegó en busca de su cartera. Al recuperar sus pertenencias, en un gesto de agradecimiento, quiso compensar al conductor con dinero que estaba en su cartera, sin embargo, éste no lo aceptó.

El más triste:

A cualquiera le puede pasar olvidar la mochila con la laptop, la carpeta de negocios, el celular, pero ¿¡la mascota!? Un usuario olvidó a su gato en un Uber. El conductor acudió al centro de atención para entregarlo, pero evidentemente el gato no podía quedarse en una bodega como cualquier otro objeto olvidado, por lo que el conductor se ofreció a cuidarlo mientras el usuario lo reclamaba. Ese momento nunca llegó, pero no importa, porque desde aquel momento el conductor y el gato se volvieron inseparables. 

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