Infiniti Q60 400 S: la taquicardia viene con cada acelerón

SAN DIEGO, California.- Que una marca confíe a un vehículo la responsabilidad de continuar con el legado y la buena reputación que sus antecesores forjaron a lo largo de dos generaciones no es poca cosa. Sin embargo, la tercera generación de cupés de la firma, representada ahora por el Q60 400 S, está lista para cargar con la responsabilidad bajo sus hombros.

Foto: Pablo Monroy

PRIMER CONTACTO

Son las nueve de la mañana en punto y el cielo californiano luce despejado, augurio de que será un día caluroso. Sin sombra alguna, la luz del sol baña por completo la carrocería del Q60, dejando ver cada linea y cada trazo impresa en la superficie, como si un fisiculturista vestido de frac nos diera la bienvenida.

De inmediato, la mirada agresiva del cupé nos toma por sorpresa. Un frontal que se destaca por la enorme parrilla de panal que mejora la refrigeración del motor y la alimentación de aire a los turbocompresores, y sus esquinas superiores se abren para dar origen a los faros LED que, de acuerdo con David Velázquez, especialista de producto de la firma, “fueron inspirados en el ojo humano con la intención de crear un rostro que rete a la gente”, y lo lograron.

Foto: Pablo Monroy.

El punto final del trazo de los faros anuncian el comienzo de un par de líneas que recorren de manera remarcada la vista lateral del Q 60 400 s que, junto con las de las salpicaderas y el cofre, le dan una postura musculosa y muy deportiva. No menos vistosa es la parte trasera, que se distingue por el pequeño alerón integrado en la tapa de la cajuela y por las salidas de escape doble.

El espacio del habitáculo fue diseñado para mimar a los ocupantes y se mantiene fiel a la identidad de la marca: moderno, silencioso, confortable y ensamblado con materiales de calidad. La consola central alberga dos pantallas táctiles a color de ocho y siete pulgadas, una destinada al navegador y la otra para manipular el sistema de audio y conectividad.

Foto: Pablo Monroy.

Con una ruta por delante que nos mantendría ocupados por varias horas en los caminos de San Diego, California, presionamos el botón de encendido para comenzar la marcha. Apenas presionamos el pedal derecho y la explosión de potencia del motor es contundente, aunque esperábamos un estruendo acústico que fuera proporcional a un propulsor de estas características.

Para lograrlo, los ingenieros de Infiniti colocaron bajo la cubierta del cofre su fuente de poder más avanzada hasta el momento: un V6 de 3.0 litros denominado VR30 DDTT, dotado de dos turbocompresores que llenan de aire los pulmones del Q60 400 S para exprimirle al bloque 400 caballos de fuerza y 350 libras pie de torque desde las 1,600 vueltas del motor, de ahí que dicha fuerza se empuje sea prácticamente inmediata.

Estas virtudes se aprecian mejor en el modo de manejo Sport+ (cuenta con siete modos) pues la caja automática de siete velocidades que equipa retarda los cambios más tiempo hasta llegar al máximo desempeño del motor a mayores revoluciones.

Foto: Pablo Monroy.

El ritmo de los primeros kilómetros nos permitieron paladear la buena puesta a punto de la suspensión, sin ruido ni vibraciones en el volante. Otro de los atributos del Q60 400 S es la dirección electrónica asistida de segunda generación que, gracias a la sustitución de partes mecánicas por componentes digitales que comunican el volante con las ruedas delanteras, brindan una mayor sensación de control en las curvas, llevando al auto con precisión a donde se desea.

El Q60 400 S de tracción trasera será la única versión de este cupé que estará disponible en los pisos de venta de la marca en nuestro pís a comienzos del próximo año, el precio aún está por definirse.

INFINITI Q60 400 S A FONDO