Pusimos a prueba en la nieve a la Porsche Cayenne GTS

SKELLEFTEÅ, Suecia.- Había que atravesar medio planeta para llegar a un lugar en el que el invierno fuera perpetuo, la nieve algo común y el hielo permanente, un campamento de entrenamiento al norte de Suecia en el que los pilotos pudieran enfrentarse a un clima adverso en condiciones extremas, para saber realmente de qué estaban hechos sus autos.

Una oportunidad única que no podíamos dejar  escapar.  Agotados por el largo viaje, sólo la emoción de subirnos a una Cayenne pudo despertarnos al día siguiente. La promesa de tener bajo nuestros mandos una camioneta capaz de recorrer el circuito de pruebas más famoso del mundo, el Nürburgring, en 8:13 minutos bombeó suficiente sangre al corazón para correr en busca de nuestra montura.

Foto: Porsche

Los ingenieros de Porsche nos explicaron las cualidades del nuevo motor, un V6 biturbo 3.6 litros, capaz de desarrollar 440 caballos de fuerza, que en comparación con el V8 que impulsaba al modelo anterior suma 20 caballos más y 62 libras-pie de torque extra a la ecuación.

La transmisión responsable de gestionar esta máquina no es otra que una de discos múltiples de ocho cambios, que regula la tracción permanente.

Sin embargo, los números nos parecían más fríos que las paredes de nieve que nos rodeaban y ya nos urgía ir a ver cómo se movía este tanque sobre el hielo.

Foto: Porsche

Con el nivel más bajo de clavos en las llantas nos parecía extraordinario el control que llegamos a tener del vehículo en las cerradas curvas del circuito, pues  las asistencias electrónicas y toda la ingeniería desarrollada por Porsche parecía transformar la Cayenne GTS en un barco vikingo, capaz de atravesar el hielo sin un rasguño.

Y es que no todos los días es posible controlar 440 libras-pie con tanta maestría, menos aún en una superficie tan deslizante. Al volver al campamento preguntamos el secreto de nuestra hazaña.

Con una sonrisa en los labios la gente de Porsche nos confesó que, entre otras cosas, lo que habíamos probado era el nuevo sistema de amortiguación, que trabaja en conjunto con un chasis que integra una suspensión con muelles de acero, mejor conocido como PASM (Porsche Active Suspension Managment).

Entre más lejos íbamos más ganas nos daban de abusar del acelerador y poco a poco fuimos cobrando confianza. Con una larga recta frente a nosotros y sólo nieve a nuestro alrededor no dudamos en hacer nuestro sueño realidad, inconscientes de que en algún momento tendríamos que frenar.

La aguja del velocímetro brincó más rápido de lo que esperábamos, así que era hora de probar los frenos, primero de forma tímida y conforme se acabó la pista a fondo.

Porsche no había dejado nada a la suerte y gracias a un sistema de frenos idéntico al de la versión Turbo, con pinzas de cuatro y seis pistones y enormes discos de 390 mm, pudimos detener las casi dos toneladas como si tuviéramos la experiencia de manejar sobre el hielo todos los días.

UNA IMAGEN, MÁS QUE MIL PALABRAS

No podemos pasar por alto que lo que más nos impresionó de esta camioneta fue su look y equipamiento, los detalles exclusivos de la versión GTS la convierten en versión más atrevida de la gama, con costuras rojas en los asientos y un tablero que le grita a la pupila, eso sí con buen gusto.

De igual forma, el sonido fue retocado con escapes especiales, para que el turbo no mate el gorgoreo del motor.

Al volver de Suecia, un futbolista que pensaba comprar una camioneta nos preguntó que cuál le recomendábamos y tras haber vivido esta experiencia no dudamos en recomendarle la Cayenne más equilibrada de la historia.

(Infografía:  Jaime Castillo, con información de Cristian Moreno)