Porsche Boxster y Cayman GTS, sólo para amantes de la adrenalina

POR: Marco Robles el Lun, 22 de Septiembre de 2014, 12:07 pm

Porsche presentó las versiones más potentes de los Boxster y Cayman, que portan el apellido GTS , signo de altas prestaciones y diversión. Foto: Porsche

Periodista automotriz, amante de la pasta, el beisbol, los autos, los días fríos, el whisky y los buenos momentos

AMOZOC, Pue.- El sol golpea a plomo, el cielo está despejado y la pista lista para llevar nuestras emociones al límite a bordo de los nuevos Porsche Cayman y Boxster GTS.

La historia de estas siglas, que significan Gran Turismo Sport, datan de mediados de la década de los sesenta cuando Porsche quería entrar a competir en el campeonato FIA GT con el 904, así que la firma produjo varios vehículos de calle de este modelo para así homologarlo.

Con el paso de los años la firma alemana retomó esta denominación para algunos de sus vehículos con una clara inspiración deportiva. La más reciente data de 24 meses atrás cuando denominó un modelo GTS para Panamera y Cayenne, que tomaba como base la versión turbo, pero sustituía el motor sobrealimentado por un V8 de 440 caballos de fuerza.

3 Modelos de la gama Porsche tienen la denominación GTS (Gran Turismo Sport) Boxster, Cayman y Panamera

Así, era el momento para que los modelos de entrada a la gama, que cada día muestran con más orgullo que son unos Porsche de cepa y no sólo un modelo para aficionados, se unieran a la lista de los GTS.

Tanto Boxster como Cayman son impulsados por una planta motriz de seis cilindros boxer, o con los cilindros horizontalmente opuestos, 3.4 litros que genera 330 caballos de fuerza, 15 más que las versiones S, y 272 libras-pie de torque, acoplados a una transmisión manual de seis velocidades o una automática PDK de doble embrague y siete cambios.

Con sólo admirarlos sabes que estás frente a dos modelos especiales. La fascia delantera fue totalmente modificada para tener tres enormes entradas de aire, la principal enfría el radiador del motor, mientras que las laterales hacen lo propio con los discos de los frenos delanteros y los radiadores del aire acondicionado.

4.1 segundos es lo que tardan estos vehículos en acelerar de cero a 100 kilómetros por hora, equipados con la transmisión automática PDK

En la parte posterior el difusor contiene en el centro la doble salida del escape en negro, color que se repite en el interior de los faros, detalles de la fascia delantera y otros elementos de la carrocería.

Tras calentar motores a bordo de un 911 Carrera S, es momento de sacar a bailar a las chicas nuevas de la fiesta. Primero nos sentamos en el Cayman, y al acelerar se nota más ligero que el 911. Es brioso, potente y el sonido del motor nos eriza la piel.

Para aumentar las emociones ponemos el modo de manejo en Sport Chrono, un modo que lleva las revoluciones al máximo antes de hacer el cambio, endurece los soportes del motor para no tener movimientos extraños cuando aceleramos o realizamos un cambio a casi 8,000 revoluciones.

La aceleración pone a latir nuestro corazón al máximo, y en las primeras curvas notamos que la parte trasera es un poco nerviosa y si no tienes suavidad es fácil que lo puedas perder, pero ello sólo agrega emoción al manejo.

Tras varios giros es momento de ir al Boxster. Bajamos la capota para poder escuchar en todo su esplendor el motor rugiendo por la larga recta del autódromo. Una sinfonía sin igual.

281 kms/hr es la velocidad máxima de estos deportivos con transmisión manual; con la PDK se reduce a 279

De nuevo comenzamos a retar las curvas del Miguel E. Abed a bordo de este convertible y es sorprendente lo estable que es; se apoya de gran forma en la pista y transfiere mucha confianza en el manejo. Resulta impresionante lo bien que se conduce.

Ya sea en el Boxster o el Cayman, la transmisión PDK de doble embrague trabaja de gran forma, aguantando al máximo para hacer el cambio, pero trabaja muy rápido bajando marchas cuando se tiene una frenada fuerte, es un poco vergonzoso que trabaje mejor en modo automático que jugando con las paletas.

El poder y la emoción se conjugaron en estos biplaza, máquinas que fabrican sonrisas.