Mercedes-Benz Clase C presume su toque artístico

Renovarse o morir es una premisa que en la industria automotriz debe ser considerada como una regla de supervivencia.

Con base en ello, Mercedes-Benz orientó la renovación de su nueva Clase C hacia un puerto más apetecible, basada en un vehículo más deseable.

Rejuvenecer la percepción de la marca ha sido una de las principales ocupaciones de los diseñadores e ingenieros de la firma alemana, misión que ha sido recompensada con el incremento en sus ventas, gracias a vehículos como la nueva Clase A, CLA y GLA, indiscutiblemente atractivos.

Las líneas de la nueva Clase C siguen esta tendencia y reflejan el espíritu de un sedán que se asume como referente de una marca a la que le urgía una evolución.

Más allá del diseño exterior, de la mano de la tecnología, sus interiores ofrecen una experiencia totalmente distinta a la de la anterior generación, resultado de innovaciones como la pantalla flotante mediante la cual es posible interactuar con la interfaz. Es aquí donde precisamente

Mercedes-Benz será capaz de lucir más apetecible que su principal rival, el nuevo Serie 3 de BMW.

No podemos sino aplaudir la evolución de los materiales y ensambles del tablero y cabina, que más allá de su aspecto premium también nos dan la opción de personalizarlos, con alternativas que cumplen con las expectativas de aquellos que buscan un auto a la moda, con insertos metálicos y un diseño más moderno.

Adiós a las complicadas perillas. La interfaz del sistema de infoentretenimiento hoy permite al conductor manipular el sistema con sólo deslizar su dedo sobre una superficie táctil. Este sistema, presentado en el Consumer Electronics Show 2014 seguramente poco a poco se irá replicando en el resto de la gama.

El éxito del nuevo Serie 3 de BMW funcionó en Mercedes-Benz como un catalizador positivo, pues la respuesta de la marca de la estrella redundó en un vehículo mucho más identificado con una nueva generación de conductores, que además de la reputación de las marcas consideran otros factores, como la innovación y facilidad para personalizar los vehículos a gusto del conductor.

Tras haberlo visto de forma virtual, a principios de año en Las Vegas, era hora de ponerle las manos encima y comprobar si todas las bondades que nos presumían se cumplían cabalmente en la realidad.

Su silueta, muy bien rematada por una parrilla que enaltece el abolengo de la marca presumiendo una enorme estrella, así como los juegos ópticos delanteros y traseros, no dejan duda de que estamos ante un vehículo premium. Para muchos la similitud con la Clase S es una de las formas más claras en las que se puede decir que Mercedes-Benz es una fábrica de sueños.

Sin embargo, la esencia de este campeón de ventas permanece a pesar de lucir más joven. El confort que notamos, durante los días que lo pudimos manejar, es el que suele caracterizar a los vehículos de Mercedes.

Si bien no podríamos decir que, como en el pasado, sea un vehículo sobreasistido, al abordarlo tampoco encontramos una propuesta puramente deportiva, que castigue a los ocupantes con las irregularidades del camino.

Así que para exprimir su lado más salvaje tuvimos que regular el grado de deportividad, que modifica la puesta a punto en cuatro distintos niveles: ECO, Confort, Sport y Sport+, aunque en ninguna de ellas nos enfrentaremos a una bestia indomable.

No se olvida de sus valores

En honor a la verdad, de la versión que tuvimos a prueba podremos elogiar muchas cosas, pero ninguna de ellas será una respuesta briosa.

A nuestro país llegarán dos motores: cuatro cilindros 1.6L turbo de 156 hp y 184 lb-pie de torque, que empiezan a empujar a partir de las ridículas entre 1,200 rpm. Así como un 2.0 litros, que podrá ofrecer 184 o 211 caballos de fuerza, éste último como tope de gama y exclusivamente acoplado a la transmisión 7G-tronic.

Los sistemas de seguridad están a la altura de la marca, incluyendo valores agregados significativos en seguridad pasiva y activa, con convenientes asistencias electrónicas, mientras que el rubro del equipamiento puede ser una digna carta de presentación, para una marca que pone gran parte de su prestigio precisamente en esos detalles, buscando que sus clientes se sientan como parte de la realeza. La versión 250 DGI que tuvimos a prueba contaba con un sistema de audio Burmester, que pocas veces se puede ver en un auto.

El cambio este auto fue significativo, valioso y sobre todo acertado, pues está llevando este auto en la dirección correcta.

Conoce más a detalle el Mercedes-Benz Clase C:

Motor: L4 2.0L turbocargado

Potencia hp/rpm: 211/5,500

Torque lb.-pie/rpm: 258/1,200

Transmisión: Automática 7 velocidades

Velocidad máxima: 250 km/h

Tracción: Trasera

Asientos: Forrados en piel con ajuste eléctrico

Volante: Forrado en piel con controles de audio, manos libres, crucero y paletas de cambios

Entretenimiento: AM/FM, CD, MP3, USB, auxiliar plugin, navegador satelital y cinco bocinas

Bolsas de aire: Frontales y laterales para conductor y pasajero, de rodilla para el conductor y de cortina para las dos filas

Cinturones: Cinco de tres puntos

Frenos: De disco con ABS

Otros sistemas: Control de tracción y estabilidad

Precio: 506,900 pesos es el precio de entrada de la más reciente generación de la Clase C de Mercedes-Benz, que llegó al mercado mexicano con tres distintos niveles de equipamiento.

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