Manual para incomodar a un macho mexicano al volante

Cuando una mujer está al volante se convierte en un riesgo.

No se lo tome a mal querida lectora, no pongo en duda su belleza, respeto a mi madre y a mi novia. Pero creo que nunca deberían tomar el control de ninguna clase de vehículos.

De algún modo su cerebro sólo sirve para los quehaceres, cocinar o maquillarse. Cuando utiliza tacones su pericia al manejar se reduce más: esos aparatos de tortura que la hacen lucir bonita para un hombre.

Propongo la adición al reglamento vial de alguna ley que obligue a colocar una señal de advertencia en los autos manejados por una mujer. Un letrero que advierta a los demás conductores sobre el inminente riesgo que cruza frente a éste.

Así sabríamos que debemos ocupar nuestra capacidad superior para sortear aquello. Un bólido metálico que pesa toneladas controlado por alguien que no puede hacerlo bien.

Cuidado: mujeres al volante. Foto: Especial

Desafortunadamente en la actualidad existe un discurso barato llamado equidad de género.

¿Qué me importa que en la historia hayan existido mujeres pilotos de Fórmula 1 como Divina Galica, María Gracia Lombardi, Susie Wolff o Katherine Legge en la Fórmula E?

Al diablo con los estudios del National Car Parks que dicen que la mujer se estaciona mejor; que el Centro de Experimentación y Seguridad Vial nos diga que estadísticamente las mujeres respetan más el reglamento vial; o que según el INEGI sólo el 15.6% de los accidentes de este tipo en México involucran a una mujer.

En nuestro país lo sabemos: la mujer usa el color rosa, prefiere las muñecas y quedarse en casa a cuidar a los niños. En cambio, los hombres cargamos con la gran responsabilidad de mantener el hogar, trabajar y proveer.

México es un país de tradición y progreso. A menudo dejo mi caballo en la casa para utilizar un automóvil. Cuando lo hago, me he encontrado con la terrible situación de enfrentarme a conductoras que hacen peligroso mi camino.

Estoy preocupado por la seguridad vial, de ahí que les comparta estos consejos que les podrían salvar la vida si una falda motorizada atenta contra nuestra vida:

1.       Compre un calendario. Le hablo de uno de los instrumentos más útiles que se han inventado. Son una maravilla. Le recomiendo que revise que sea el del año corriente, si se le complica, pida ayuda a la dependienta. Seguro se sorprenderá al darse cuenta que ya no estamos en 1900.

2.       Quítese el sombrero al menos una vez en la vida. Se dará cuenta que a su alrededor conviven, laboran y manejan cada vez más mujeres. De hecho, es probable que su jefe directo sea una mujer. NO ES UNA INJUSTICIA, quizá esa persona sea más capaz que usted.

3.       Colóquese frente al espejo y mire atentamente. Eso que observa es un rostro, el suyo. Detrás de la piel y el hueso existe algo llamado cerebro. Este órgano es el responsable de la inteligencia, o al menos debería serlo. ¿Verdad que se encuentra lejos de su pene?

Aunque no lo crea, el tiempo no se ha detenido. Foto: Especial

4.       Una vez descubra que la inteligencia no proviene del género, siéntese y respire profundamente. ¿Se ha dado cuenta que cuando maneja nunca ha utilizado ese pequeño pedazo de carne ubicado en su entrepierna? Piense con detenimiento. Así es, no lo utiliza.

5.       Cuando tenga un tiempo libre y no esté hablando de lo inferiores que son las mujeres, como consecuencia de su complejo machista, lea un libro de historia. Se sorprenderá al saber que desde 1924 las mujeres pueden votar en México. En los últimos cien años han pasado cosas inesperadas que pretenden demostrar que las mujeres también son seres humanos.

6.       Utilice esa pequeña cabeza para analizar el siguiente hecho: al manejar emplea brazos, piernas, vista, tacto y oído. Si desconoce la respuesta acuda a un médico de su confianza y pregúntele lo siguiente. ¿Sabe usted si las mujeres tienen brazos, piernas y estos sentidos? La respuesta lo dejará anonadado.

7.       Deje de comportarse como un idiota y dirija su enojo hacia temas más importantes. Le compartimos algunos: contaminación, discriminación, violencia o incluso economía.

Si por algún motivo se siente incomodado con los pasos anteriores, le recomendamos que los lea dos o tres veces más. Quizá no ha realizado alguno al pie de la letra.

Si después de hacerlo no se siente incómodo, es probable que el mote de macho al volante no le vaya del todo.

El presente texto es una sátira que pretende señalar la absurda idea de que las mujeres manejan mal sólo por ser de ese género. 

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