Lo que el HORRIBLE Lamborghini-Goku de Chris Brown nos enseñó sobre los tunings

Existe una línea delgada entre mejorar lo que existe y destrozar lo que teníamos. La más reciente víctima de este principio automotriz que va de la mano con los tunings es un Lamborghini Aventador.

Hablamos de un vehículo italiano exclusivo, con motor V12 aspirado capaz de desarrollar 750 caballos de fuerza.

Por otro lado tenemos a Chris Brown, un cantante estadunidense que destaca por sus éxitos comerciales en ventas y por haber golpeado a la cantante Rihanna hace algunos años.

No tengo nada personal en su contra, de hecho apenas he escuchado algo de su música y no soy quién para juzgarlo…pero a su coche sí.

Este sujeto decidió cometer un crimen con un coche cuyo precio ronda entre los 400 y 550 mil dólares (entre ocho y doce millones de pesos mexicanos).

Por algún motivo encontró coherencia en mandar a “adornar” el cofre de su auto con uno de sus héroes de animación favoritos, seguro lo conocen: Goku. Llamémosle Lamborghini Dragon Ball.

Este Lambo pasó por algún estudio sin piedad en el que hicieron el antojo del cantante. De hecho, me enteré que Chris Brown es gran fanático de la animación e incluso se hizo un tatuaje con el mismo personaje. ¿Habrá perdido valor su coche?, realmente espero que sí, que acciones como esta tengan repercusiones para sus dueños cuando cometen un error que raya en el mal gusto.

Encima decidió compartir las imágenes de su triste orgullo en su red social Instagram. Desde entonces, este peculiar Lambo viaja por ahí con la cara deforme de una animación en su cofre y en lo personal siento un enfado sincero contra aquellos que idearon esta ofensa a cualquier de nosotros que algún día haya deseado –o tenido- un auto y lo haya convertido en parte de su familia.

Dejemos a un lado el tema de la posesión y el principio de que si lo pagaste es tuyo y puedes hacer con él lo que te venga en gana. Tampoco trata de evitar estas cosas en los coches por su precio, incluso el vehículo más humilde merece respeto. Y al parecer abunda la gente que ignora cómo se hace un tuning.

Las modificaciones no son pecados, son posibilidades que pueden hacer más nuestro aquello que tanto queremos, esa posesión que nos sirve diariamente para transportarnos. De este caso que es uno entre millones debemos aprender tres cosas valiosas:

Tunear un auto no significa llenarlo de un montón de tecnologías que no necesita. Aunque el especialista nos venda que nuestro Caribe puede convertirse en un modelo alterno de Ferrari, no quiere decir que tengamos qué hacerlo.

Cada coche es un modelo. Algunas personas hacen tantas alteraciones en el vehículo, que un Tsuru termina aparentando ser un Bugatti. Este tipo de acciones no tiene sentido, un tuning debe respetar la esencia del coche.

Nunca está de más una opinión externa. Si se te ocurrió una idea completamente loca para modificar tu coche, deberías tocar base con una persona ajena. Si una opinión externa se sincera contigo y te menciona que ese tuning que tanto sueñas, podría ser –HORRIBLE- inadecuado, mejor consúltalo con la almohada.

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