El sedán que nos dio una probada de lujo: el Volkswagen Corsar

Si hay cosas que podemos recordar con gran cariño, de los años ochenta, son muchos de sus autos, en ese sentido, los mexicanos, pudimos ser testigos de grandes momentos en la industria.

El mercado nacional se diversificaba con modelos novedosos, al mismo tiempo que atravesaba por momentos económicamente difíciles. 

Precisamente en 1980 el mundo vería la segunda generación del Passat, un interesante y exitoso hatchback que se colocaba por encima del Golf y del Polo.

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Estos dos modelos tenían su versión sedán, el Jetta y el Derby, respectivamente. El primero lo conocimos como Atlantic, lamentablemente, el Derby no llegó a nuestro país.

El mundo necesitaba una versión sedán del exitoso Passat. Estaba confirmado, los autos de tres volúmenes eran exitosos y a la marca no gastaba en una nueva plataforma. Fue así como fue concebido el Quantum, en Estados Unidos, Santana (debido a los vientos de California del mismo nombre) en Argentina y Brasil y Corsar en nuestro país.

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Este modelo marcó un momento importante, pues los modelos de tres volúmenes y dos puertas, parecía que iban en declive. No se obtenían las ventas esperadas; estaban muriendo. Por esta razón desde un inicio el Corsar estaba diseñado con 4 puertas. 

El éxito fue inmediato.

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La gente buscaba un auto señorial, cómodo, práctico y que luciera bien. El Corsar lucía moderno, pero no demasiado, recordaba a algunos de sus hermanos. Toques de diseño como los detalles en cromo, o las direccionales junto a los faros, le daban elegancia y refinamiento. Era un auto novedoso, y con toques de lujo. 

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El éxito fue tal, que se vendía y fabricaba al mismo tiempo en Brasil, Argentina, China, Alemania, Bélgica, Japón, Sudáfrica, y por supuesto México. Era fabricado en la planta de Puebla, y se producía también para el mercado estadunidense. 

Anuncio alemán. Foto: Flickr

Su motor, era un 1.8 L de unos decentes 85 caballos, acoplado a una transmisión manual de 4 velocidades o automática de 3. Aunque también existía un 1.3 y un 1.6, no obstante, no se ofrecían en México. Únicamente llegaba con una versión, misma que lo catapultó como uno de los favoritos en los años ochenta. 

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El equipamiento no era menor, pues se ofrecían rines de aluminio de 13 pulgadas, radio AM/FM, tocacintas, dirección hidráulica y aire acondicionado. Para los siguientes años, se agregaron detalles de equipamiento como cristales eléctricos, cierre centralizado, y diferentes colores en la carrocería. También se ofrecía la versión familiar Variant.

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En 1987 era todo un éxito, y era un referente de un auto confiable, aguantador y cómodo. Lamentablemente, fue descontinuado del mercado un año después, pero no así el cariño de los mexicanos y la gran reputación que hasta la fecha continúa.

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En algunos mercados, como el Chino, se continúa ofreciendo un modelo bajo el mismo nombre, no obstante, no comparte otro componente más que ese.