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El auto mexicano que enloqueció a los fanáticos del Rally

Un auto ahora codiciado por los coleccionistas, con una historia sorprendente. Producto nacional.

POR: Irving Gasca el Vie, 12 de Mayo de 2017, 09:38 pm

Por muchos años fue el único deportivo fabricado completamente en México. Foto: Flickr
Irving Gasca

Irving Gasca | Colaborador

Eterno soñador. Trotamundos urbano. Tengo rayadas las manos

Fue precisamente un 5 de mayo, pero de 1862, cuando México se enfrentó a Francia. En clara desventaja, el ejército comandado por el General Ignacio Zaragoza, logró contra todo pronóstico, detener a las fuerzas francesas en el estado de Puebla.

 

En un tono diferente, más de cien años después, fuerzas (automotrices) francesas, llegaron a conquistar a México.

 

Todo comenzó en la década de los 50, cuando el hijo de un distribuidor importante de Renault, Jean Rédélé, decidió aventurarse en crear su propia marca de autos.

 

No era un inexperto, pues siendo joven se inició en competencias de Rally, con un Renault 4 CV. Tampoco era mal piloto, en su primera carrera consiguió su primera victoria. Corrió el Rally de Monte Carlo y le siguieron una serie de victorias en los Alpes.

 

Alpes, un nombre que sin duda nos quedará en la memoria.

 

En 1955, Alpine fue el nombre con el que conoceríamos su marca, debido a sus victorias en los Alpes franceses.

 

Fue fundada con el modelo A106. Todo eran guiños pues ese nombre hacía referencia al modelo 4 CV de Renault 1060 series.

 

Lanzó una serie de modelos con sistemas compartidos con autos de Renault. El A108 utilizaba partes del Dauphine, fabricó varios vehículos, hasta llegar al A110 (que tenía algunos componentes del Renault 8).

 

Fue un fenómeno mundial; de inmediato fue un referente Rallies en Francia.

 

A pesar de un motor relativamente pequeño, 1.1 litros de 95 caballos de fuerza, logró coronarse campeón en el Rally de Montecarlo en 1971 logrando obtener el 1-2-3.

 

Por si no fuera suficiente, repitió esta hazaña en 1973 para ganar el Campeonato Mundial de Rallies, venciendo a equipos tan importantes como Porsche con su 911, Lancia tan fuerte en esa época y Ford con el Capri.

 

Un ganador en el Campeonato Mundial de Rallies. Foto: Especial

 

El éxito, llevó a Renault a entregar licencias para construir su modelo con diferentes denominaciones pero con la esencia del A110

 

En México, se asoció con la empresa Diesel Nacional (DINA), que fabricaba autobuses y camiones, para la construcción de varios vehículos de Renault, entre ellos el Dauphine y el Estafette.

 

Foto: Dinalpin

 

Cinco de los seis modelos se producían en la fábrica de Ciudad Sahagún, en Hidalgo.

 

Pero, en una pequeña fábrica en Vallejo, al norte de la Ciudad de México, en 1965, era construido un modelo especial; un auto cuyas capacidades podían erizar la piel, el deportivo de Renault. Sí, México consiguió la licencia para armarlo.

 

Fue bautizado como Dinalpin, por la asociación de las palabras DINA – ALPINE (y por un conflicto con marcas ya existentes).

 

Además, se decidió quitar la “é” al final de “Alpine”, para mantener la fonética del idioma francés “Alpin”, de acuerdo con el presidente del Club Alpine México, Alejando Konstantonis.

 

Foto: Flickr

 

En México se fabricaba el Dinalpin Berlinette, el GT4, y el Cabriolet.

 

Tuvo una producción bastante baja, pues su costo era muy alto. Llegaban a costar más que el Mustang de la época y tenía un motor significativamente más pequeño. Solo se fabricaron 508 unidades. 

 

El Dinalpin blanco

 

De todos los autos a los que me he subido, pocos me han transmitido tanta emoción como cuando, sin tener edad ni para alcanzar los pedales, me subía al Dinalpin de mi tío. No importaba qué pasara, yo siempre quería subirme. Algún dueño despiadado, había cambiado su clásico color azul, por uno blanco. Pero eso a mí no me importaba.

 

Escuchar su motor 1.1 e imaginarme en Monte Carlo en los setenta, era de las cosas que más me emocionaban en aquella época. El que me negaran subir a dicho auto siempre fue el peor de los castigos.

 

Ver cada mañana por la ventana una de las 508 unidades, era un orgullo para mi tío. Siempre me comentaba que anteriormente le perteneció a alguien que practicaba Rally, jamás supe su nombre.

 

No era un modelo impecable, pero definitivamente era un auto bien cuidado. En México, según él, hubo un tiempo en el que ver un Dinalpin era casi tan común como ver un Golf. Sin embargo, poco a poco fueron desapareciendo y siendo sustituidos por muscle cars.

 

Foto: Flickr

 

Pocos sobrevivieron y aquel Dinalpin blanco era uno de los mejores conservados.

 

Crecí viéndolo envejecer y empolvarse. Ya nadie cuidaba de él y yo lo fui olvidando. Fue marchitándose hasta que finalmente decidieron venderlo. Fue cambiado por un Mustang de los 90.

 

El destino de muchos de los Dinalpin en México, no siempre fue digno, sin embargo quedan un puñado de entusiastas que recuerdan al auto como lo que fue: una leyenda. Una conquista que podríamos agradecer a los franceses.

 

Foto: Flickr

 

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