La breve historia del pequeño ATOS
POR: Diego Pérez el Vie, 30 de Septiembre de 2016, 02:42 pm
Diego Pérez | Colaborador
Yo también vivo en esta ciudad... y la padezco Twitter: @icariito
Se acercaba peligrosamente un cambio radical en los dígitos que determinaban el año corriente. El año 2000 prometía –no sé por qué-, un montón de buenas cosas, y la llegada al tan citado “futuro” al que tanto se hacía referencia en el cine de ciencia ficción de los años ochenta.
¿Lo recuerdas? Foto: Hyundai
Al parecer la tecnología al fin nos consumiría, un montón de posibilidades se abrían al dejar los decadentes noventa atrás en el tiempo. Un montón de esperanza nos invadió a los inocentes mexicanos y entonces, apenas un poco antes… llegó el Atos.
¿Quién habrá concebido un auto de este tipo?
Basta con mirarlo para reconocer sus “peculiaridades”, algunos le decía “zapatito” y con toda razón. El diseño de este coche brillaba en las calles y no necesariamente por ser atractivo o imponente. El Atos era un tipo de cabina reducida con ruedas, -eso sí-, con amplio espacio hacia arriba, como pensando en incomodar lo menos posible a cualquier usuario de más de 1.90 metros que entrara en su interior.
Atos en México
La historia del Atos se remite a 1998 cuando Hyundai lo comercializó en distintos países con el nombre Atos, Santro o Amica.
PRIME, este fue el "bueno" para México. Foto: Hyundai
Fue hasta 1999 con el estreno del modelo Prime cuando Dodge lo traje a México, mientras que KIA Visto hizo lo propio en Indonesia y Corea del Sur. En muchos países el Atos pronto se convirtió en un vehículo atractivo para el consumidor promedio: sus fuertes siempre fue su gran rendimiento de combustible –cómo no hacerlo con un vehículo tan reducido en tamaño-.
México vivió el auge del Atos sobre todo en los transportes tipo taxi. De los cuáles las últimas unidades comienzan a desaparecer por las recientes regulaciones.
¿Qué tenía debajo del cofre?
Como te lo habrás esperado, el Atos no contaba con un motor poderoso en lo absoluto. Presentaba uno de 1.0 litros y 4 cilindros con potencia de 55 caballos de fuerza. En su versión manual tenía una caja de cinco velocidades mientras que en la automática tenía tres y cuatro.
Zapatito para los amigos. Foto: Internet
Como era de esperarse, aquella forma nada aerodinámica no lo convertía en un auto seguro. De hecho, gran parte de la controversia del modelo reside en este factor. Además, dicen las malas lenguas que con calles tan terribles como las de la Ciudad de México (en aquel entonces llamado Distrito Federal), requería constantes cambios en las suspensiones, balatas y hasta en el sistema del clutch.
El tiempo en el mercado de este coche fue muy breve, en 2008 Hyundai lo reemplazó con el i10, un coche que hasta la fecha continúa en el mercado. Pero esa es otra historia.
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