¿Vivimos la burocratización de Ferrari?

Ferrari lleva 16 meses sin conocer la victoria y el Gran Premio de Singapur podría ser su última oportunidad este año para hacerlo y quitar un poco el mal sabor de la crisis que se vive en Maranello.

La situación parece que no mejorará en los próximos meses, en especial a partir del 13 de octubre, cuando Luca di Montezemolo deje su cargo como presidente de Ferrari, para que Sergio Marchionne, integrante de la mesa directiva del grupo FCA (unión entre FIAT y Chrysler) tome su lugar.

El tradicional Cavallino Rampante entrará a una dinámica que otras grandes marcas constructoras de autos han utilizado en el pasado pero sin éxito; colocar directivos con conocimiento de la industria automotriz pero sin experiencia en la Fórmula 1.

Honda, Toyota y Jaguar fueron las últimas en tener un equipo en la máxima categoría. A pesar de sus inversiones millonarias, en el caso de Toyota de hasta 450 millones anuales, los éxitos nunca llegaron, y es que en vez de conseguir gente involucrada ya en el paddock apostaron por burócratas sin experiencia en la política con Bernie Ecclestone, director comercial de la serie.

Desde el último título de Michael Schumacher con los del Cavallino en 2004, en Italia se han dedicado a desmembrar el equipo. De aquel grupo que llevó al Kaiser a sus éxitos no queda ninguna de las cabezas: Jean Todt, Ross Brawn, o el jefe de estrategia Chris Dyer, todos se encuentran en diferentes posiciones y no se ha renovado por personal capaz.

Apenas unos meses atrás, Marco Mattiacci sustituyó a Stefano Domenicalli. De vender autos en Estados Unidos a jefe del equipo más exitoso de la serie. Desde su toma de poder únicamente han conseguido un podio: segundo sitio en Hungría.

Uno de los primeros efectos será la pérdida de poder de negociación ante Ecclestone. Ferrari tenía un trato preferencial y recibía el mayor número de ganancias a pesar de no ser los campeones debido a la presión que colocaba Luca di Montezemolo amenazando con dejar la serie si no obtenía más dividendos.

Así Ferrari afronta una época de transición con una estrategia que en el pasado ha demostrado haber fallado.