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5 razones por las que México aún está lejos de tener vehículos autónomos

POR: Martha Elena Blanco el Jue, 21 de Julio de 2016, 04:33 pm

Martha Elena Blanco

Martha Elena Blanco | Colaborador

LN. Amante de la velocidad desde la andadera, acelera tus pulsaciones junto a mí en la carretera infinita de la vida, eres mi copiloto yo soy tu driver lleguemos hasta donde no exista tacómetro que marque los límites. Incendiemos el asfalto.  

El mundo se prepara para dar el siguiente paso en cuestión de movilidad. Los tiempos en los que uno disfrutaba manejar, incluso sin rumbo fijo, terminaron; ahora las nuevas generaciones tienen otro tipo de exigencias que requieren de aprovechar mejor el tiempo en sus traslados, es decir: mandar mails o mensajes, maquillarse, arreglar una junta en la oficina de camino a su destino... y para qué necesitar un chofer si, gracias a la tecnología, tenemos autos que se manejan solos. 

 

Lamentablemente, México parece estar muy lejos de esta tecnología, aunque tenga décadas desarrollándose.

 

Más allá de KITT, el auto increíble, que llevaba a Michael Knight de un lugar a otro y llegaba más rápido que un Uber a rescatarlo de los problemas en los que se metía, mientras la hacía de psicólogo y consejero, los vehículos autónomos no son una tecnología reciente.

 

Foto: Especial

 

Desde los años 80, con la introducción del sistema que evitaba el bloqueo de los frenos (mejor conocido como ABS), se comenzó a labrar un camino que buscaba privilegiar una conducción más segura y asistida.

 

Uno a uno se fueron desarrollando sistemas electrónicos como control de estabilidad y de tracción, el aviso de punto ciego, de abandono de carril, de proximidad, entre otros, los cuales derivaron en otros sistemas que, al detectar estos riesgos, prevenían al vehículo.

 

Esos fueron los inicios de la conducción automatizada que, al final del día, está conformada por un conjunto de sensores, radares, alertas y algoritmos que mantienen el vehículo fuera de peligro.

 

Foto: Volvo

 

Aunque, como toda innovación tecnológica, necesita de tiempo para madurar y poder hacerse masiva (igual que pasó con las bolsas de aire y el ABS) y que es posible en países donde las condiciones de manejo son, hasta cierto punto, predecibles.

 

Por desgracia, la Ciudad de México, así como la mayoría de las ciudades del país, no cuentan con las condiciones necesarias para que estas tecnologías operen de forma segura, toda vez que están basadas en calles y carreteras con señalizaciones malas y en mal estado.

 

Y más allá de los conductores cafres que abundan en el país, la infraestructura tampoco es la adecuada: las calles con más hoyos que la Luna (no olviden Iztapalapa y el Centro de la Ciudad de México); en algunas zonas no hay carriles señalizados, las líneas están mal pintadas o en algunos casos hay doble línea en el carril o flechas en sentido contrario, lo cual provocaría un caos en la computadora de estos autos al no saber qué línea seguir.

 

Si a eso le agregamos que los mexicanos, en su mayoría, preferimos comprar un auto que tenga equipamiento estético, como techo panorámico o rines de aluminio, en lugar de privilegiar sistemas de seguridad como el frenado automático anti colisión o el asistente de mantenimiento de carril es obvio que no estamos listos para dar el siguiente paso.

 

(Aquí un ejemplo: la Audi Q7 en Europa tiene capacidades de manejo semiautónomas, en México esos sistemas están deshabilitados, pero se ofrece con un techo panorámico. La razón, porque el cliente mexicano elige comprar un vehículo por su equipamiento estético que por sus sistemas de seguridad).

Infografía: Audi

 

Otro punto que nos desfavorece es que a las autoridades no les apura legislar la seguridad activa y pasiva en los autos nuevos que se venden. Apenas han hecho obligatoria la inclusión de bolsas de aire y frenos ABS, lo cual está muy lejos de hacer una ley para regular los autos sin chofer.

 

La cereza del pastel es que al ser una tecnología de reciente integración es cara, desafortunadamente el salario promedio de un profesionista en México, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísitica y Geografía (INEGI), es de 10 mil 854 pesos al mes, insuficiente para comprar un auto con este equipamiento.

 

El mundo evoluciona, avanza, y nosotros estaremos involucrados tarde o temprano pero ¿qué tanto de estos desarrollos estaremos dispuestos a aceptar y a usar con responsabilidad?

 

La pregunta está en el aire y sólo el tiempo podrá responderla.

 

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