La Grand Cherokee Trackhawk es salvaje de nacimiento
POR: Pablo Monroy el Vie, 11 de Mayo de 2018, 02:40 pm
Licenciado en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, fotógrafo automotríz y entusiasta de las cuatro ruedas. / IG: @elpablomonroy
Cuando se trata de construir auténticos vehículos todoterreno que saben ensuciarse fuera del camino y lo disfrutan, los ingenieros de Jeep se pintan solos y 75 años de experiencia los respaldan, sin embargo, cuando vuelcan sus conocimientos y se empeñan en fabricar una camioneta capaz de devorar el asfalto de una manera descomunal, pueden dar vida a auténticos misiles tierra-tierra, tal y como lo demuestra su más reciente creación, la Grand Cherokee Trackhawk.
Por fuera no hay elemento de diseño que no derroche deportividad, sobre todo la parte frontal, donde los espacio que habitualmente ocupan los faros de niebla en otras versiones, fueron removidos para colocar dos tomas de aire y refrigerar los radiadores del supercargador que anima el motor.
El cuadro se complementa con una tercera entrada principal de aire en la parte central de la fascia que mantiene al propulsor a una temperatura ideal de trabajo, inclusive cuando está trabajando a su máxima capacidad. No menos imponentes son las ventilaciones colocadas sobre el cofre, que además de permitir que el exceso de calor que se produce en esa zona salga con facilidad, le otorgan una buena musculatura.
La postura baja y robusta de la Trackhawk se complementa, además de un esquema de suspensión rebajado en casi 2.6 centímetros de altura, con las salpicaderas ensanchadas y las líneas de carácter que recorren las vistas laterales de la carrocería.
CORAZÓN VALIENTE
En sus entrañas, la Grand Cherokee Trackhawk guarda un poderoso motor V8 6.2 litros que, gracias a la acción de un supercargador, produce 707 caballos de fuerza y 645 libras-pie de torque, cuyos componentes internos como pistones, cigüeñal, válvulas y cilindros, entre muchos otros, fueron reforzados para soportar el calor y el desgaste que suponen estas cifras.
El bloque está acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades con la función TorqueFlite, cuyas piezas internas también fueron revisadas a fondo para tolerar este torrente de energía, que se distribuye a las cuatro ruedas a través de un sistema de tracción integral Quadra-Track.
De este modo el propulsor puede empujar los 2,433 kilos que registra en la báscula la Trackhawk de cero a 100 km/h en 3.5 segundos (lo mismo que un Porsche 911 GT3) y desarrollar una velocidad máxima de 290 km/h.
Para controlar el ímpetu de la bestia, los ingenieros de Jeep eligieron un sistema de frenos Bremdo de alto rendimiento, formado por discos de 400 milímetros pellizcados por cáliper de seis pistones al frente y de 350 milímetros con pinzas de cuatro pistones para el eje trasero, que viven cómodamente resguardados detrás de un juego de rines de titanio de 20 pulgadas, calzados sobre unas pegajosas llantas Pirelli Scorpio.
El interior se distingue, además de la calidad de los materiales y ensambles, así como del lujo que una Grand Cherokee debe ostentar, por el ambiente deportivo que se respira, gracias a los asientos deportivos forrados en Nappa y gamuza, acabados en fibra de carbono y cromo, y por el volante terminado en piel con paletas de cambio.
Otro de los elementos que brillan en el habitáculo de la Trackhawk es la pantalla táctil a color de 8.4 pulgadas del sistema de infoentretenimiento, dotado con la más reciente generación del sistema UConnect que dispone de conectividad Apple CarPlay y Android Auto.
El precio por una máquina de aceleración de este calibre, capaz de codearse con vehículos deportivos de alto nivel, es de $1,849,900.
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