Para cambios... ¡los del nuevo Jetta 2019!

Piensa esto por un momento: ¿cómo se supone que debes renovar un automóvil que funciona bien y que forma parte del imaginario colectivo en nuestro país, pues a lo largo de su historia se ha ensamblado en la planta que Volkswagen tiene en Puebla?

Una posición compleja en la que estamos seguros no te gustaría estar, sin embargo, cuando Volkswagen levantó el telón en el pasado Autoshow de Detroit y presentó la séptima generación del Jetta, Klaus Bischoff, cabeza de diseño de la firma alemana, nos aseguró de viva voz que lo habían logrado, así que vamos a comprobarlo.

POR FIN A SOLAS

El día apenas comienza en la zona centro de la capital poblana y debemos reconocer que estamos particularmente emocionados, pues frente a nosotros está estacionado nuestro protagonista, el nuevo Jetta en la versión R Line que, hace apenas unos días, se estaba cocinando a fuego lento en el interior en la planta de ensamble, a unos cuantos kilómetros de donde estamos, así que ya podrás imaginar el delicioso aroma a auto nuevo que despide.

No se necesita tener un ojo clínico como para darse cuenta de que lo único que conserva del modelo anterior es el nombre, pues todo es nuevo, y cuando decimos todo, realmente lo es: nuevo diseño exterior, plataforma, tren motriz, interiores...

Estéticamente el Jetta ahora ostenta líneas de carácter muy marcadas en prácticamente todas las superficies de la carrocería, desde las que están presentes en el cofre y las fascias, hasta las que recorren las vistas laterales.

Foto: Pablo Monroy
 

De la parte frontal destacan la enorme parrilla con una moldura cromada en la parte superior que le agrega un toque de elegancia, así como la estilizada geometría de los faros. En la parte trasera llama la atención las alargadas calaveras que se extienden desde las salpicaderas hasta la tapa de la cajuela.

Tras cruzar el umbral de la puerta del conductor hacia el interior del habitáculo descubrirás que ha ganado espacio, pues la plataforma MQB en la que está montado, obligó a crecer la distancia y ancho de ejes y por lo tanto, disponer de una mejor habitabilidad para los ocupantes y sus piernas.

Las textura del plástico del tablero es suave, y alberga en la parte media una pantalla táctil de ocho pulgadas para manipular el sistema de infoentretenimiento. Cada elemento está perfectamente ensamblado y la calidad de los materiales brillan en donde ponemos la mirada.

La posición de manejo es elevada a pesar de que el asiento está en la posición más baja, cuestión de complexión física, aunque esto permite una buena visibilidad a través del parabrisas. Antes de enfrentarnos a los 120 kilómetros de regreso a la Ciudad de México por la carretera México-Puebla tenemos una misión importante: debemos recoger a una señora de 96 años que vive en Cholula y a dos de sus familiares para llevarlos con nosotros, un mero gesto de solidaridad.

Foto: Pablo Monroy

Con sensor en mano presionamos el botón de arranque ubicado sobre la consola central para poner en marcha el motor, desplazamos la palanca de velocidades de Park a Drive y liberamos el freno de estacionamiento electrónico. Silencio absoluto en el interior.

Apenas hemos recorrido unas cuantas calles y el Jetta se percibe mucho más ágil. Y es que para esta nueva generación Volkswagen jubiló los motores naturalmente aspirados para dar paso a un bloque de cuatro cilindros 1.4 litros turbocargado de 150 caballos de fuerza que mejora la reacción del auto considerablemente, pues basta presionar el pedal del acelerador, esperar un instante a que el turbo sople al interior del propulsor y sentir el empujón de las 184 libras-pie de torque al eje delantero desde la zona baja del cuentarrevoluciones.

Pero esta respuesta se siente solo si no llevas activado el modo Eco, pues en esta configuración, la transmisión impide que el motor supere las dos mil revoluciones con la intención de no quemar gasolina innecesariamente y debes de presionar a fondo el pedal derecho para que el turbo haga acto de presencia.

Acomodar a una persona mayor en la segunda fila de asientos fue todo un reto, y no por la falta de espacio en el interior para maniobrar, si no por la fragilidad de su cuerpo, pero al final lo logramos. El espacio de la cajuela nos permitió acomodar su silla se ruedas, andadera y varias bolsas con ropa; con esto te darás cuenta del buen espacio que ofrece.

El maltratado asfalto del periférico poblano, con dirección a la carretera, nos permitió comprobar que la suspensión digiere con facilidad los inevitables baches, sin que nuestra pasajera especial se quejara de algún impacto brusco.

Ya en carretera, el comportamiento del Jetta nos dejó sorprendidos. No sólo por la obediencia de la dirección y lo fácil que resulta mantener el control del vehículo a un ritmo alegre, si no por lo bien que le sentó el motor turbocargado y la solvencia de sus 150 hp, sobre todo al ejecutar una maniobra se rebase.

Foto: Pablo Monroy
 

Si a esto le sumamos el buen soporte y confort que ofrecen los asientos, un trayecto largo será mucho más llevadero.

Pisa el pedal del freno para reducir la velocidad antes de entrar a una curva y, al enfrentar el giro, notarás que el balanceo de la carrocería es mínimo, al mismo tiempo que mantienes el acelerador presionado a medio recorrido para no perder impulso, y justo a la salida de la curva vuelve a presionarlo a fondo, entonces sentirás de nueva cuenta el respaldo del turbo.

Con cada nueva generación el Jetta ha destacado por alguna cualidad, y estamos seguros de que esta ejecución será citada por la agilidad que le aporta el excelente matromionio (muchos lo quisieran en casa) que existe entre el motor turbocargado y la transmisión automática, y sí, todo el mundo seguirá teniendo un Jetta, pero ya no sólo en la cabeza; por cierto, nuestra pasajera llegó sana y salva a su destino.

Foto: Pablo Monroy