La Clase G de Mercedes-Benz es para quien no conoce los límites

Mercedes-Benz lanzó al mercado la clase G en 1979, desde entonces el modelo ha experimentado cambios que la han convertido en uno de los vehículos todo terreno con las mejores prestaciones, sin perder su carácter esencial. Prueba de ello es su diseño que se ha mantenido prácticamente igual hasta nuestros tiempos.

Foto: Pablo Monroy

La gama llega renovada a nuestro país e incluye la G 500, que guarda bajo el cofre un motor V8 4.0L biturbo que entrega 421 caballos de fuerza; la AMG 63 que porta un poderoso propulsor V8 5.0L biturbo, capaz  de generar 536 caballos de fuerza y finalmente, la máxima expresión del off road: la G 500 4X4 Squared, un todo terreno con esteroides que se diferencia por su altura con respecto al piso y por la configuración de la suspensión, impresionante desde cualquier perspectiva.

De menos a más

Para estar al volante de la G 500 4X4 Squared tuvimos primero que asimilar su potencia. Partimos por la mañana hacia Valle de Bravo, Estado de México, en una ruta trazada por el asfalto de la ciudad, a bordo de la G 500. Inmediatamente destacan los acabados de lujo en el interior y la comodidad de los asientos, algo a lo que la firma alemana nos tiene acostumbrados. Una vez en carretera disfrutamos de las bondades del motor V8 biturbo.

La entrega de potencia en inmediata y el rugido del motor por momentos alimentaba el imaginario de estar en un auto deportivo. El comportamiento de la camioneta en pavimento es único, inclusive a altas velocidades. Seguimos adelante hasta girar a la izquierda en un camino agreste, llegó el momento de probar su versatilidad en su hábitat natural. La dureza de la suspensión se puede regular mediante un botón en la consola central dependiendo del tipo de camino: sport o confort.

Foto: Pablo Monroy

Llegamos a la parte más crítica del camino: frenamos por completo para activar la caja reductora y mandar toda la potencia del motor en baja velocidad. Cruzamos sin dificultad alguna. A la maniobrabilidad se le suman el buen rango de giro de la dirección y los ángulos de ataque y de salida, que nos permitieron hacer de los obstáculos algo fácil de vencer.

Con esta experiencia previa, estábamos listos para desafiar al máximo a la naturaleza a bordo de la G 500 Squared, que se eleva del suelo 45 centímetros y descansa sobre un juego de ocho amortiguadores regulables, dos por rueda. Bajo sus entrañas se encuentra el motor biturbo V8 4.0L que se destaca por su entrega sublime de poder; el cárter que guarda el aceite, está construido de una aleación de aluminio ultra resistente, así como las camisas de los cilindros, hechas con un material denominado Nanoslide que es dos veces más duro que una camisa convencional de hierro, minimizando al máximo la fricción.

Foto: Pablo Monroy

En esta versión, la distancia de los ejes de las ruedas es mayor, con lo que se gana estabilidad dentro y fuera del camino.  Con la G 500 4X4 Squared los obstáculos desaparecen; ya sean subidas con pendientes pronunciadas o bajadas contundentes. Puede ser ordenada con los colores tradicionales en la clase G o personalizarla con la gama Crazy Colors que la harán aún más exclusiva ¿el precio? 4 millones de pesos.

La Clase G puede jactarse de conjugar dos mundos que en apariencia es imposible unir. Por un lado es un vehículo robusto con aptitudes especiales para todo terreno y por el otro lado, un automóvil exclusivo para el tiempo libre con un nivel elevado de confort en carretera, una invitación para llevar la aventura al máximo.