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Turbine: cuando Chrysler presentó un auto que podía convertir el tequila en combustible

Estábamos a un paso de conducir aviones con cuatro llantas…

POR: Diego Pérez el Vie, 13 de Enero de 2017, 02:38 pm

Así es, TURBINAS. Foto: HCh
Diego Pérez

Diego Pérez | Colaborador

Yo también vivo en esta ciudad... y la padezco  Twitter: @icariito

Hubo una época en la que los coches tenían un significado más allá de servir como transporte. Posiblemente fue la Segunda Guerra Mundial, que dejó estragos en las ideologías de los países, que encontraron en la industria automotriz el lugar perfecto para demostrar su poderío tecnológico.

 

 

Los ingenieros se volvieron locos en esas épocas: tuvimos los prototipos más escandalosos y magníficos jamás vistos. Los coches con mayor consumo de gasolina, el inicio de una era que hasta ahora perdura en cuanto al desarrollo de tecnologías sin precedentes en los autos. Todo impulsado por la carrera al espacio y la llegada de tecnologías asombrosas a la aeronáutica.

 

Uno de los casos más extravagantes que se hayan visto jamás ocurrió con el proyecto Turbine Car de Chrysler.

 

La idea

 

En los años cincuenta, aparecieron los primeros aviones comerciales propulsados por turbinas de gas. Sus ventajas eran considerables debido a que eran capaces de mejorar casi a la mitad de tiempo los traslados en los viajes realizados en ese entonces.

 

 

Chrysler pensó que aquello era una gran oportunidad para cambiar de forma drástica el camino que los motores habían tomado desde el éxito de la máquina de combustión interna mostrada por Ford en el Model T. Las pruebas fueron un éxito.

 

Los primeros coches con turbina realizaron pruebas exitosas. Las piezas en comparación a los motores convencionales eran menos (en 80%), apenas necesitaba ajustes cuando requería una reparación y lo más impresionante de todo: podía convertir casi cualquier tipo de sustancia en combustible.

 

 

Esta ventaja lo convirtió en una verdadera proeza para la época: igual podía utilizar diesel, gasolina, combustible de avión, como aceite de cocina o incluso tequila como medio de propulsión. De este último dato existe una anécdota que dice que el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos en una prueba logró hacerlo funcionar con esa maravillosa bebida embriagante mexicana.

 

Nacieron y murieron

 

La presentación del magnífico Turbine de Chrysler ocurrió en el Salón de Nueva York de 1964, tras 15 años de investigación de lo que suponía ser el motor más revolucionario jamás visto hasta la época.

 

Hasta ese entonces todo parecía un camino abierto para los novedosos motores presentados pro Chrysler. Eran relativamente baratos, fáciles de reparar y por cuestiones de combustible prácticamente universales.

 

 

Se construyeron cincuenta vehículos para ser probados en varias partes del mundo, y así demostrar de una buena vez por todas, el nuevo camino tecnológico que podrían seguir las demás marcas.

 

Sin embargo, de pronto en 1967 fueron destrozados casi todos, a excepción de nueve.

 

¿La razón?

 

Hasta el momento, la razón oficial para la destrucción de estos vehículos es confusa. Algunos mencionan que lo hicieron para evitar gastos de aranceles enormes para la época, otros que finalmente, la producción de estos vehículos implicaba la fabricación de materiales que conservarán –y contuvieran- enormes temperaturas que resultaron peligrosas emitidas de la turbina, e incluso se mencionan problemas tales como una respuesta del motor muy retardada que hacía peligrosa su conducción.

 

Lo cierto es que aunque la turbina como motor se ha presentado en diversos proyectos, aquello que parecía perfecto en 1964 desapareció lentamente del foco de la industria. Esa fue una época en la que Chrysler quiso que la gente condujera aviones de cuatro llantas.

 

Imágenes: Carscoops, Autoblog, Jalopnik, History Channel

 

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