Caterham, una escudería que se resiste a desaparecer

Caterham regresa este fin de semana a la parrilla de la Fórmula 1 para disputar el Gran Premio de Abu Dhabi. Lo hace gracias a los donativos de la gente a través de internet, que le dieron una cifra cercana a 2.5 millones de libras esterlinas; ahora la escudería se encuentra en la pista de Yas Marina con una sola idea: encontrar un comprador que salve a los cerca de 240 trabajadores y no sufrir la mala suerte que sufrieron los de Marussia, la otra casa quebrada este año.

“La gran pregunta que nos hacemos es ¿qué pasará con el equipo? La esperanza es que alguien lo compre y lo saque adelante, y de esa manera todos los trabajadores esperamos ser recontratados para reconstruir la escudería. De no ser así, los que podamos buscaremos seguir en esta industria y, si no, ir a otras opciones”, señaló el mexicano Juan Pablo Ramírez

El elemento de la casa malaya hasta hace poco más de un mes se desempeñaba el papel de jefe de dinámica de la escudería, pero hace 30 días recibió la noticia de la quiebra del equipo, la segunda que vive en su carrera. La situación era tal en la casa malaya que el último mes que laboraron completo no les fue pagado. De hecho, en poco tiempo se hicieron las liquidaciones y ahora los pocos que se aventuran a viajar a Abu Dhabi para la última del calendario del Gran Circo lo hacen con un contrato de consultores. Después de los tres días de carrera y los dos de ensayos de postemporada, cada uno deberá buscar un nuevo empleo.

En Abu Dhabi, el personal de Caterham no se hospedará en hoteles cinco estrellas, como estaba acostumbrado. Hasta ahora sólo un piloto ha sido confirmado: Kamui Kobayashi, y como lo ha hecho en toda la campaña, el nipón no cobrará salario.

Ante la situación, Ramírez está triste. Explica que aunque el glamour es lo que siempre sobresale ante las cámaras de televisión, existe la otra cara que ahora viven equipos como Caterham o Marussia, una situación no tan lejana que pronto podrían afrontar Sauber, Lotus y Force India.

“No es nada agradable ver esto, pero lo tomo como parte de mi trabajo. Es un riesgo que aceptamos todos los que estamos en la Fórmula 1, no mucha gente lo tiene. Queda un poco de sentimiento, porque además siempre trabajamos para buscar sumar el ansiado punto que no se logró en el campeonato.”

Originario del Distrito Federal, Ramírez arribó a esta escuadra en 2010 tras ser liquidado en Toyota, marca que cerró su proyecto de Fórmula 1 en 2009. En su nueva casa, Ramírez laboró durante tres años como ingeniero en jefe de dos pilotos: el finlandés Heikki Kovalainen y el holandés Giedo van der Garde.

En 2014 fue promovido a jefe de dinámica, es decir, el encargado de la preparación previa a cada carrera de los monoplazas. Su idea era pasar más tiempo en casa y menos tiempo en los aeropuertos. Ahora busca ofertas de trabajo. Aunque ya surgió una posibilidad, no luce como la más óptima.

“Quien está especializado tiene más posibilidades de encontrar trabajo, aunque no es sencillo, porque las unidades de trabajo en las escuderías ya están consolidadas. Para quienes no tienen esta situación, como los mecánicos, es un poco más difícil”, explica. “A fines de la primavera todo empeoró” Para el mexicano, lo que sucede con Caterham es algo que han experimentado otras escuderías en el pasado.

De hecho, él ya había vivido una experiencia idéntica con Arrows, su primera casa en la máxima categoría, y que a mediados de 2002 se quedó sin fondos. En su opinión, el modelo económico de la serie no permite a inversionistas pequeños acceder y ser competitivos, tal como pasa en Caterham, donde el millonario malayo Tony Fernandes sostenía la operación hasta que cesó el flujo de efectivo esta campaña al no ver resultados; después de todo, como todo buen empresario desea ganar dinero, no perderlo con sus otras empresas. Llegó un momento en que sus compañías, Air Asia y los hoteles Tune, sufrían números rojos por mantener la operación de Caterham. Sufrió, como otros, la sangría de la Fórmula 1.

“No es posible pensar que una persona puede financiar y mantener una escudería. Después de muchos meses de operar en un sentido negativo, llegó el momento en que no se podía sostener”, expresó el mexicano, que reconoció que la situación se tornó tensa a mediados de año. “Desde un punto de vista como empleado, nosotros no percibimos un serio problema económico. A fines de la primavera comenzamos a notar que se congelaban las inversiones, gastos extras, contrataciones de personal. Fue cuando todo empeoró.”

A pesar de la situación, Ramírez ve una luz al final del túnel, pues algunas escuderías que han sido compradas se han transformado en exitosas, como Mercedes-Benz.

“Si remontamos a los orígenes del equipo alemán, nos encontramos la historia de Tyrrell, que después fueron British American Racing y luego Honda para después ser Brawn GP, quienes ganaron un título. Una parte del personal de aquel primer equipo se mantiene en el que ahora es campeón del mundo.”

Por lo pronto, como creador de este proyecto, Juan Pablo Ramírez viajará a Abu Dhabi con el intención de que un grupo de inversionistas los observe, es decir, que un millonario árabe compre al equipo, decisión que, por lo demás, debe llegar pronto, porque el depósito de inscripción se debe dar en los últimos días de noviembre. De lo contrario, perderán el registro.

“Vamos con un objetivo de poner el último esfuerzo, de una forma de culminar este trabajo de tantos años, especialmente para los que estamos involucrados en esto desde el principio. Por otro lado, queremos demostrar lo que es posible para alguien que desee invertir y llevar el equipo a otro nivel”, señaló Ramírez.