Un Cadillac digno de Wall Street

Para la velada previa a la apertura del tercer autoshow americano del año, Cadillac giró algunas invitaciones exclusivas, muy al estilo neoyorkino: sólo gente VIP estaba en la lista, y de alguna forma nuestro nombre se había incluido.

El motivo lo ameritaba, Cadillac anunciaba con el CT6 su regreso a una categoría en la que hoy sólo los más sofisticados alemanes están considerados.

Para saber de qué hablamos, sólo hace falta asomarnos a los precios y niveles de equipamiento de la Clase S de Mercedes-Benz, el Serie 7 de BMW o el A8 de Audi.

El motor V6 biturbo de 400 caballos de fuerza y 400 libras pie de torque, acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades es el responsable de impulsar al tope de la gama de este nuevo auto, que pretende ser tan exclusivo como la propia Bestia de Barack Obama.

Una estructura que presume hasta un 74% de uso de aluminio, así como acero ultra ligero reforzado delatan la sofisticación que este modelo pretende alcanzar.

La fiesta presumió cuanto pudo la joya de la corona y en el piso del autoshow brilló con luz propia, pero el argumento más convincente para creer en el futuro de Cadillac nos lo dieron, en una entrevista exclusiva con el hombre de más alto rango en el mundo Cadillac: Johan De Nysschen.

El responsable de que la marca haya dejado Detroit y se haya mudado a uno de los barrios más exclusivos de Nueva York nos aseguró que la ofensiva de productos y renovación tecnológica de la marca es sólo una parte de una estrategia global, que ya se ha puesto en marcha y que traerá hasta ocho nuevos modelos antes de que acabe la década.