Estos alemanes son los reyes del asfalto

No hace mucho las curvas de los autódromos Miguel E. Abed, en Puebla, y Elkhart Lake en Wisconsin, nos mostraban las bondades de estar al volante de un BMW M y eso nos hizo recordar nuestra grata experiencia abordo de los nuevos M3 y M4.

Bajo el cofre teníamos una de las máquinas más reconocidas del mundo del automóvil, que fue retocada para conseguir más poder y reducir los consumos de gasolina.

Se trata del reconocido seis cilindros en línea 3.0 litros twinturbo, que conocimos desde hace muchos años con una potencia de 306 caballos de fuerza en los Serie 3, y que para este par de deportivos genera 431 caballos de fuerza y 405 libras-pie de torque.

Foto: BMW

Este motor está acoplado a una transmisión automática de siete velocidades con doble embrague M DKG Drivelogic, que envía la potencia al eje trasero.

Muchos de los conocimientos de la firma alemana en el mundo del automovilismo deportivo han dado forma a estos vehículos, comenzando con el sistema de enfriamiento del motor, que está desarrollado para su uso en pista, mientras que la estructura del chasis y la carrocería es casi tan rígida como la de un auto de competencia.

Sin olvidar las tomas de aire, alerones y demás elementos aerodinámicos que buscan pegar el auto al piso, disipar el calor en zonas vitales y alimentar de aire al motor y los frenos.

Foto: BMW

Las ansias nos carcomían por dentro y por fin pudimos acelerar a fondo, liberar el estrés y disfrutar de una de las mejores máquinas de la industria automotriz.

La primera cadena de curvas nos incitaron a empujar un poco más y buscar el límite, recordando cuanta diversión nos puede ofrecer esta histórica pista, donde corrió la Fórmula 1 o la vieja IndyCar, en el norte de Estados Unidos.

El trabajo del chasis, acompañado por un sinfín de ayudas electrónicas, nos deja disfrutar al máximo cada curva, salir acelerando a fondo y buscar el siguiente reto.

Foto: BMW

Después de una buena tanda de giros los frenos no mostraron fatiga, a pesar de no montar los discos carbocerámicos, opcionales, que prometen un desempeño sin igual.

Sin importar si estamos en el M3, el sedán, o el M4, el coupé, las emociones llegan con cada acelerón, con cada curva, con cada frenada.

Foto: BMW

La serpenteante pista de Wisconsin o el trabado circuito poblano, nos ponen dos retos distintos, pero en ambos el buen balance del vehículo y el poder del motor nos dejan asombrados.

Tras horas de diversión no podemos dudar que estos autos no son pretenciosos. Simplemente son los reyes del asfalto.